La vida es hermosa, excepto para la pequeña Camila, acude a la escuela pública más cercana a su casa. Cuando era pequeña, la vida le arrebato a su padre, posiblemente el único ser en el mundo que la amaba y la comprendía, aún tenía a su mamá quien no detuvo su vida solo por enviudar; consiguió un nuevo marido, un padrastro para la pequeña Camila.
En la escuela ella era feliz, sus compañeros la llamaban Camy, y a pesar de que su casa era un martirio, la escuela y sus compañeros la hacían olvidar toda la tristeza. Sus compañeros iban cambiando conforme subían de grado escolar. Al entrar a la preparatoria y separarse de la mayoría de sus compañeros; para la suerte de Camy, la escuela ya no hacía que olvidara sus problemas, una madre que se drogaba hasta quedar noqueada y un padrastro ebrio, no era cosa sencilla de olvidar. Los meses pasaban y Camy cada vez se sentía más y más harta de su vida, quería una oportunidad para poder salir de su vida cotidiana y empezar una mejor desde cero.
Un día mientras Camy esperaba el camión para volver a casa, un anciano vagabundo llamó su atención:
-¿Te he contado que las estrellas fugases conceden deseos?
-Lo siento, no lo conozco.
-No necesitas conocerme para que te cuente historias, si ves una estrella fugaz, pídele un deseo, seguro te lo concederá.
-No creo en cuentos infantiles, nunca he sido tan ingenua.
-Si quieres creer que es un cuento, adelante, eres libre. Por cierto, ya son más de las 10, dudo mucho que algún camión valla a pasar, podrías buscar una estrella fugaz y pedirle de deseo que haga pasar un camión que te lleve a casa.
-Si tuviera un deseo, no lo desperdiciaría en algo tan insignificante, será mejor que empiece a caminar a casa.
Camy se sentía algo cansada, dio un suspiro y miro al cielo, justamente cuando iba pasando una estrella fugaz:
-Un deseo - dijo en voz baja- pues desearía poder quitarme de encima a mi drogadicta madre y mi ebrio padrastro-
Siguió caminando a casa; al llegar se dejó caer en su cama y se quedó dormida. Al día siguiente, ya no estaba en su casa, despertó en un callejón cercano a donde esperaba el camión, se levantó y comenzó a caminar por el callejón, se sorprendió al ver al anciano de la noche anterior:
-Creí que te habías ido a tu casa desde anoche.
-Se supone que sí, no sé qué hago aquí.
-Ya viste las noticias, una señora asesino a su esposo, se cree que fue por el efecto de las drogas.
Camy se quedó inmóvil mientras procesaba la información, pensó por un segundo que podría ser su madre la que había asesinado a ese hombre.
-¿Acaso fue mi madre quien lo asesino?
-Sí, estará en la cárcel por un muy muy largo tiempo, pero dime, ¿qué harás ahora que tu deseo se cumplió?
-Vivir.
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