Denunciar relato
¡Mi familia está conmigo!: me repito y una y otra vez, mientras camino por esos pasillos angostos, vestido con un atuendo bastante llamativo y aquel enorme sombrero rosado. Mientras más me acerco al final del recorrido, más me tiemblan las piernas y la voz. Miro a mi padre de reojo, con miedo y con ganas de huir. ¡Mi familia está conmigo!, me vuelvo a decir en voz alta y con los ojos llorosos. Al llegar al final, el silencio: Todos expectantes y todos observando muy de cerca, a aquel niño de apenas cinco años de la sonrisa nerviosa. Nadie podía suponer que estaban ante una parte de la historia. Estaban ante un genio, que nunca pudo salir de su lámpara.
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