También es duro ser hijo.

Dicen que ser padre es duro, y que los hijos deberíamos venir con un manual de instrucciones en vez de un pan debajo del brazo.Está claro que ser padre no es fácil, pero ya sabéis lo que dicen, “nada que merezca la pena será sencillo” y como tal, ser hijo tampoco lo es.

Los jóvenes somos un cúmulo de errores por más que los padres os esforzáis en que hagamos las cosas bien, pero tenemos que aprender en nuestras carnes, y fallar, para darnos cuenta de como hay que hacer las cosas.

Ser hijo tampoco es fácil, nos equivocamos como todos, y nos decepcionamos por partida doble. Nos llevamos nuestra propia decepción de ver que no hemos sido capaz de hacer aquello que creíamos que iba a ser pan comido.

Y nos volvemos a decepcionar al mirar a nuestros padres a la cara, y ver que en sus ojos está la decepción. Porque ellos también se ven fracasados cuando ven que no consigues aquello que te habías propuesto.

Yo les pido perdón a mis padres, por no haber llegado a estudiar y sacarme una carrera como ellos esperaban. Y me pido perdón, a mi misma, por haberme decepcionado, y pero peor aún, por haberlos decepcionado.