No pensé acabar en la carcel, no le pegue tan fuerte, al menos, eso creo. Símplemente pensé que me estaba tomando el pelo,
sí yo le dí lo que necesitaba... ¿ porqué no me correspondía ? No fuí violento con ella, al menos al principio, es más, me alegré
de verla. Estaba allí, como apoyada en una pared, recien arreglada, moderna, límpia y llamativa. Cuando estuve a su lado no
había nada que ímpidiera que yo consiguiera lo que quería. Era tan fácil.
Pero ella tuvo que negarse, y comencé a enfadarme, alterarme, rabia e indignación comenzó a nublarme
la mente. No suelo ser violento, pero esto era demasiado. Primero fué un toque con la palma de la mano, un empujón no muy grande.
Todo sin resultado, ¿ que iba a hacer ? Me deje llevar por mi rabia y sí, la golpeé una y otra vez, con los puños cerrados, una y otra vez
le daba donde más daño pudiera hacer. Escuchaba la gente a mí alrededor, pero no hacía caso. Alguién debío llamar a la policía y entre
dos me sujetaron los brazos, pero conseguí pegarle algunas patadas antes de que me echaran hacia atrás. ¡ Me ha engañado, me ha
engañado, gritaba yo mientras me arrastraban hacia un coche de la policía local.
Estoy en un calabozo, creo, alguién me puso una inyeción para que me calmara, ó eso dijo. No se muy
bién que hago aquí, no recuerdo lo qué pasó; Pero sí se una cosa. Hay una máquina de chocolatinas que se ha quedado con mi moneda
y con mí kit kat, y eso no se puede consentir, algo habrá que hacer con eso. ¿ pero que hago yo aquí ? Yo sólo quiero un kit kat
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