En el año 2013, la estación espacial internacional recibió al nuevo grupo de astronautas, entre ellos se encontraban la ingeniera de vuelo Karen Newman y el comandante Pavel Gladyshev. Consientes de que estarían lejos del hogar por un tiempo, decidieron llevarse algo que se los recordara. Newman empacó el muñeco Bobble head del presidente Obama, un regalo que le compró su hijo menor. El comandante Gladysheva optó por algo que le recordara al amor de su vida, Rusia, así que decidió llevarse una Matrioska que había comprado antes de mudarse a los Estados Unidos para los entrenamientos previos al despegue.
La estación espacial lleva 30 años inoperativa, en ella solo permanecen los recuerdos de grandes hallazgos y el anhelo de regresar a casa de las docenas de astronautas que estuvieron a bordo. Sin embargo, los últimos en desalojar la estación no se percataron que dejarían en ella a dos ocupantes que habían llegado en el 2013, el muñeco de Obama de la ingeniera Newman y la Matrioska del comandante Gladyshev. Resultaba irónico pensar que quienes un día habían sido llevados para recordar el hogar ahora eran olvidados al regresar a él.
En un día, o noche tranquila en la estación (resulta muy difícil diferenciar el día de la noche estando en el espacio) mientras los dos últimos tripulantes recorren torpemente los pasillos disfrutando sin saber los beneficios de la gravedad cero, un pequeño meteorito atravesó quirúrgicamente a la estación, creando un hoyo por el cual empezaron a fugarse el resto de recuerdos que habían sido prisioneros durante tantos años, junto a ellos también serian libres los dos últimos tripulantes que la estación albergaría, y que por alguna inexplicable razón, tal vez mágica, comenzarían a vivir. Igual del extraño sería el hecho de que sus mentes ya alojaban los recuerdos de una vida que no habían disfrutado.
Sus primeros segundos de vida no fueron los más calmados, pues el meteorito que había impactado a la estación traía consigo otros más pequeños que golpearon a Obama y a Matrioska. Tal fue la fuerza del impacto que dejó a ambos muñecos orbitando alrededor de la estación, en direcciones opuestas.
Para Obama Y Matrioska los días duraban lo mismo que en la tierra. Orbitar en direcciones opuestas a la estación solo les permitía verse dos veces al día. Al principio procuraban no mostrar signos de la nueva vida que ahora poseían. Luego de una semana, acostumbrados de ver el mismo rostro cada doce horas empezaron los intentos por comunicarse, el primero en tomar la iniciativa fue Matrioska, esperó el momento del día en que ambos se cruzaban para decir hola, Obama tenía en mente lo mismo, así que al momento de encontrarse una voz calló a la otra, ahora tendrían que esperar doce horas más. Mientras se acercaba el próximo encuentro Obama reunió algunos objetos de la estación que habían quedado orbitando junto a él, tomó un pedazo de papel y un marcador para escribir HOLA, sostuvo el mensaje en dirección a Matrioska y justo cuando estaban por verse una diminuta roca atravesó el papel y lo desintegró, otro día perdido.
Al otro lado de la estación, Matrioska empieza a escuchar voces dentro de ella, se da cuenta que puede girar su cuerpo 360 grados sin ningún problema, al hacerlo se divide en dos y una versión de ella en miniatura aparece la cual repite los mismos pasos hasta que aparecen 4 Matrioskas más, eran sus hermanas.
Se acerca la hora de verse con Obama, Matrioska tenía un plan. Al encontrarse con él dejaría salir a sus 5 hermanas y en coro entonaron la palabra HOLA. Una nueva amistad ha nacido, una que disfrutarían dos veces al día. El comienzo fue difícil, tanto que decir, y con tan poco tiempo para hacerlo. Lo primero que intentaron fue orbitar en la misma dirección, lo que casi le cuesta la cabeza a Obama. En un segundo intento una de las hermanas menores de Matrioska estuvo al borde de perderse en el espacio, por lo que decidieron buscar otra alternativa. Empezaron por dejarse notas que orbitaban junto a ellos y que podrían leer después de cada breve encuentro. Pasaron meses, luego años, algo había cambiado. Aun con tan poco tiempo para hablarse habían dejado de hacerlo, ni siquiera se miraban a la cara.
Después de tantos años todavía continuaban saliendo objetos desde el agujero de la estación. Obama y Matrioska nunca les habían prestado mucha atención, hasta que un día o noche, una caja de cartón con la palabra HOGAR escrita en ella salió y se cruzó en el camino de Matrioska, tanto a ella como a sus hermanas les llamó la atención, al abrirla, no pudieron creer lo que en ella había.
Mientras tanto, Obama se sentía vencido, durante varios años sintió que vivir era lo mejor que le había ocurrido, ya no estaba tan seguro. Estaba a pocas horas de encontrarse con Matrioska, pero no contaba con las ganas o el ánimo de hablarle, muchas cosas pasaban por su cabeza, ninguna buena.
Obama enseguida notó la caja de cartón que Matrioska traía consigo, también observó algo distinto en ella, una energía la invadía al igual que a sus hermanas, Obama no comprendía nada, esperó estar en frente de ella para hablarle nuevamente, solo para comunicarle su pesimismo, sabía que pasarían el resto de sus vidas repitiendo la misma rutina una y otra vez. Sin embargo, Obama desconocía el contenido de la caja que Matrioska llevaba al igual que el plan que horas antes se le había ocurrido.
Luego de encontrarse con Obama, Matrioska empezó a revisar su plan. Desde hace varios años había estudiado a un pequeño asteroide que al igual que ellos cumplía condena en una cárcel elíptica, y que cada 3 años se cruzaba en sus caminos, nunca le pareció relevante conocer el comportamiento del asteroide hasta el día que encontró la caja. Matrioska sabía que en exactamente ocho horas se toparía nuevamente con Obama, y esta vez, con el asteroide también. Esperó y espero hasta encontrarse en la posición ideal, cuando lo estuvo sus cinco hermanas salieron de ella y con todas sus fuerzas empujaron la caja en dirección al asteroide, Obama no sabía lo que estaba ocurriendo. Al impactar el asteroide con la caja esta se desintegró y Obama por fin pudo conocer el plan de Matrioska.
La ingeniera Newman y el comandante Gladysheva no habían sido los únicos astronautas en llevarse un poco de sus hogares al espacio. Otros como ellos, preocupados de olvidar sus casas se habían llevado consigo toda clase de recuerdos, fotografías de los familiares, fotos de amigos y hasta de mascotas. Pero no eran fotos lo único que la caja contenía, docenas de muñecos de todos los tamaños y partes del mundo salieron disparos por la fuerza del impacto, y de la misma manera mágica e inexplicable todos los muñecos cobraron vida, y además quedarían orbitando también la estación espacial, en todas las direcciones. Ya ni Obama ni Matrioska tendrían que esperar para hablar, nunca más pasarían 12 horas solos.
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