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Benevolente era su mano
Como su propio ser
Escudo donde cobijarnos
Y de amar con su saber
Unos ojos que escudriñan
Ansiosos de dar calor
Apoyos necesarios
Lavando tu dolor
Almadraba de las risas
De generosa piedad
Caminando sobre esquirlas
Nunca usó su voluntad
Fiel amante doblegada
Renegando del poder
Como de otras tantas cosas
Recordando ser quien fue
Triste perla nunca expuesta
Gimiendo desde su foso
Donde amparaba las preguntas
Acopiando sus despojos
Vive en mí tu bella estampa
De señora entre fogones
Risa franca y mano eterna
Inmenso amor.... y mil perdones
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