¿Saben cuál es esa sensación en la que tienes mariopsas en el estómago, en el que un simple 'buenos días' te hace sonreir y tener la necesidad de saber como está en cada momento?
Este, mi primer relato, va sobre como un chico normal (yo) se enamora del hombre más perfecto del mundo, con un final que... Bueno, leelo y lo sabrás.
Nos conocimos en Madrid, yo 22 años y el 24. Llevábamos hablando unos 3 meses, conversaciones que se teñían cada vez que me hablaba. Me despertaba con un buenos días, me dormía con un buenas noches, fue durante 3 meses lo mejor que me había pasado. Atento, alagador, seductor, sensato, sincero, guapo, vamos, que lo tenía todo.
Esa primera vez que nos vimos fue... LO MEJOR. todos los sentimientos que tenía hacia el tenían que contenerse, porque solo quería estrujarlo y llevarmelo conmigo, pero obviamente, en todo cuento de hadas, tiene que haber algo negativo. Vivíamos a 100 km de distancia, pero aunque parezca que no es mucho, nos veíamos como mucho vez cada dos semanas. Pero eso me alentaba a seguir viéndolo y a seguir queriéndo conocerlo y estar con él.
Cuando quedamos por última vez, logramos besarnos, fue el mejor beso del mundo, un beso de película, de esos en los que se para el tiempo, perfecto; pero, al día siguiente, una vez yo había acabado la carrera, tuve que volverme a mi lugar natal, a 3000km.
Se perdió poco a poco el contacto, y aun sigo lamentándome no poder haber hecho ALGO. Sueño con él a cada instante. Me entristece pensar en él, y saber que ahora es de otro.
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