El Hijo de Puta

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Estaba sentado el otro día delante de mi ordenador cuando me acordé que tenía que llamar por teléfono a un compañero.

Descolgué y marqué el número de memoria. Me contestó un tío con muy mal humor diciendo:

-¿Qué quiere?

 

-Soy Manolo, ¿podría hablar con Roberto? dije amablemente.

 

-Te has equivocado, gilipollas, me respondió y acto seguido colgó.

 

No me podía creer a lo que me estaba ocurriendo. Cogí mi agenda para buscar el número de mi compañero y comprobé que, efectivamente, me había equivocado. 

 

Pero como aún recordaba el número “erróneo” que había marcado anteriormente, decidí volver a llamar a aquel tío y cuando me cogió el teléfono no esperé a que contestase y le dije: “Eres un hijoputa”, y colgué rápidamente.

 

Inmediatamente apunte aquel número en mi agenda junto a la palabra 'hijoputa'. 

Cada dos o tres semanas, cada vez que estaba cabreado porque me llegaba una letra inesperada, o un aviso de multa, o discutía con alguien, o alguna situación por el estilo volvía a llamarlo y sin dejarle contestar le decía: “Eres un hijoputa”. 

 

Poco después, estaba yo esperando con mi coche a que una anciana saliera de la plaza de aparcamiento del Carrefour. Esta lo hacía muy lentamente y cuando terminó la maniobra y me disponía yo a ocupar la plaza libre, apareció un Golf GTI negro a toda velocidad y se metió en el hueco que iba yo a ocupar. Comencé a tocar el claxon y a gritar:

 

-¡Eh, oiga!, ¡que estaba yo esperando!, ¡no puede hacer eso!

 

El tipo del Golf se bajo, cerró el coche y se fue hacia el centro comercial ignorándome como si no me hubiera oído. Yo me quedé completamente frustrado y pensé:

-Este tío es un “hijoputa”. El mundo está lleno de ellos.

 

Justo en ese momento vi un letrero de 'SE VENDE' en el cristal de atrás del Golf. Lógicamente anoté el número y me fui a buscar otra plaza de aparcamiento.

 

A los dos o tres días, vi en mi agenda el número del “hijoputa” y me acordé que había anotado el número del tipo del Golf. Inmediatamente le llamé y le dije:

-Buenos días. ¿Es usted el dueño del Golf GTI negro que se vende? 

- Sí, yo mismo 

- ¿Podría decirme donde puedo ver el coche? 

-Sí, por supuesto. Yo vivo en la calle de Don Ramón dela Cruzesquina con Montera, es un bloque amarillo y el coche está aparcado justo enfrente de la casa.

 

- ¿Cómo se llama usted?

 - Enrique Juárez 

-¿Que hora sería la mejor para encontrarme con usted y discutir los detalles de la            operación, Enrique?.

-Pues yo suelo estar en casa por las noches. 

-¿Puedo decirle algo, Enrique?

-Si, claro.

-Enrique, eres un “hijoputa de la hostia”, y colgué el teléfono.

Inmediatamente después de colgar anoté el número en mi agenda al lado del otro, pero en este puse el nombre de “hijoputa II”.

 

Ahora tenía dos “hijoputas” para llamar y así estuve durante dos o tres meses, llamando ahora a uno, ahora a otro; hasta que comenzaba a aburrirme un poco.

 

Me puse a pensar en serio sobre como resolver este problemilla y al cabo de un par de whiskys se me ocurrió algo. Primero llamé al “hijoputa I”: 

- Dígame.

- “Hola hijoputa” - pero esta vez no colgué.

- “¿Estás ahí todavía, verdad, cabrón?

- Si, “hijoputa”.

- “Deja ya de llamarme o como te pille te mato, si supiera quién eres te rompía la boca', me dijo.

- Me llamo Enrique Juárez y si tienes cojones vienes a buscarme. Vivo en la calle Don Ramón dela Cruzesquina Montesa, en un bloque amarillo, justo en la puerta donde hay aparcado un Golf GTI negro, “so hijoputa”

 

-¡¡¡Ahora mismo voy para allá!!! Tu sí que eres un “hijoputa” y ya puedes ir rezando todo lo que sepas. Te voy a matar a hostias

- ¿Sí?. ¡Que miedo me das, “hijoputa” y colgué el teléfono.

 

Inmediatamente llame al hijoputa II:

- Dígame

- Hola “hijoputa” y no colgué.

- Como te pille algún día...

- ¿Que me vas a hacer, “hijoputa”?

-Te voy a patear las tripas, pedazo de cabrón.

- ¿Sí?, pues a ver si es verdad, “hijoputa”. Ahora mismo voy hacia tu casa' y colgué.

 

Por ultimo, cogí el teléfono y llame a la policía. Les dije que estaba en la calle Don Ramón dela Cruzesquina con Montera y que iba a matar a mi novio homosexual en cuanto llegara a casa.

Luego hice otra llamada rápida al programa “España directo”' y les dije que iba a haber una pelea de pandillas en la calle Don Ramón de la Cruz esquina Montera.

 

Y entonces me monté en mi coche y me fui para allá a toda leche. Te juro que es una experiencia que nunca olvidaré. La mayor pelea que he visto en mi vida, hasta los cámaras de TVE se llevaron lo suyo.

 

En fin, después de esto espero que cuando te llame por teléfono me contestes en tono amable.

Ya sabes, no es bueno que yo me irrite. 


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