El presente se muestra turbio a los ojos del observador,
es una oportunidad a la vista del idealista,
es un agujero sin salida para el fatalista,
es solo un día más según el conformista.
Se añoran tiempos lejanos,
que para nuestros ancianos siempre fueron mejores,
extrañamos los tiempos en donde el amor
no era más que dar una rosa,
los juegos no eran tan salvajes nos dicen,
las canicas, la rayuela, tal vez un trompo o una cuerda,
nada más se necesitaba para ser felices.
Los ancianos de nuestros ancianos también lo recuerdan,
crítica tras crítica al presente mustio de cada era,
cada vez más sangriento,
cada vez más sombrío,
cada vez más apagado.
¿Qué es lo que nos pasa?,
dice esta voz del desierto de la nueva era,
acaso no aprendemos de nuestros errores
o simplemente
¿nos resulta más sencillo sepultar la esperanza del futuro
en el recuerdo del pasado qué siempre fue mejor?
Es verdad que nos venden mentiras que parecen verdades,
las sustancias prohibidas invitan a explorar nuevos mundos,
aparte del ya desvaído en compañía de computadores
y amistades que solo son un par de cables.
¿Qué estamos haciendo mal?, le pregunto a Caperucita,
¿cambiamos el rumbo? , ¿nos distrajimos con lobos?
¿En dónde está nuestro error padres de Hansel y Gretel?,
¿acaso será mejor abandonar a los niños en el bosque?
¡Cenicienta!, ¿dime en qué hemos fallado?,
¿tal vez debemos conformarnos a esperar con miedo que sean las 12?
O nuestro único error ha sido
¿recordar lo olvidado?,
¿revivir lo enterrado?,
¿o negarnos a ver aun viendo?
lo que siempre ha estado pasando.
¿O nuestro único error, no ha sido actuar?,
¡si ahí está nuestro error!,
no hemos tenido el coraje de actuar,
de tomar nuestras armar y actuar,
dejar de lado el temor, la pereza, la corrupción y actuar.
Dejar de lado el egoísmo y actuar,
actuar en bien de todos
todos trabajando por el bienestar.
Los enemigos que enfrentamos no son novatos,
¡envidia!,
por lo que nos hemos matado entre hermanos;
¡avaricia!,
por lo que olvidamos a lo que más amamos,
¡rencor!
por lo que sacrificamos vidas incluida la nuestra,
¡lujuria!
por lo que rebajamos nuestra dignidad humana,
¡indiferencia!
por lo que miramos impávidos pasar nuestra vida.
Y, estos enemigos nos son de otros,
ni su mal nos asecha por culpa de otros,
no importa si somos
mujeres u hombres
ricos o pobres,
blancos o negros,
indios o europeos,
padres o hijos,
ancianos o jóvenes
patrones u obreros,
burgueses o proletarios,
,
¡este mal es nuestro!................
Ya es hora de cambiar,
si no este reclamo solo será
un par de líneas escritas en el aíre que el viento ha de llevar
dejando un halo de nostalgia
por lo que nunca pasó y tuvo que pasar.
Esta es la hora de avanzar,
dejando de lado el pasado
que nos dejó solo un grato presente,
el presente,
y es este el que nos invita a forjar un futuro.
No esquivemos la mirada como el observador,
no vivamos de ideas o sueños que de nada sirve,
ahoguemos la tragedia y la fatalidad,
no permitamos que nos corrompa el confort,
demos un paso adelante seamos entes de acción.
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