La joven despertó de su estado de inconsciencia, se encontraba recostada sobre una fría mesada de metal. Frente a ella, una enceguecedora luz, como de quirófano, la iluminaba por completo. Sus dilatados ojos, exploraron su alrededor, hasta alcanzar a distinguir por lo menos unas cuatro figuras humanoides paseándose por una sala equipada con toda clase de instrumentos de laboratorios que nunca había visto en su vida.
Sus entumecidos oídos comenzaron lentamente a recuperar su capacidad auditiva. Primero escuchaba sonidos sin sentido, luego algunas palabras sueltas y por último, frases completas.
Los doctores parecían preocupados, sosteniendo un pequeñísimo artefacto con pinzas para cirujanos. Hablaban entre ellos con palabras apenas entendibles.
- Volvieron a fallar.- decía uno.
- ¿De qué manera?
- Aparentemente provocaron una alucinación colectiva en los sujetos de prueba.
- ¿Qué hay de los otros individuos?
- Están siendo examinados en este momento, todos presentan cuadros similares.
- ¿Hace cuanto instalamos los chip de monitoreo?
- Seis semanas aproximadamente.
- Es la primera vez en cuatro años que estos chips nos traen inconvenientes. A los jefes no les va gustar. Creen que las personas empiezan a sospechar de nuestras actividades.
- Si instalamos estos artefactos es para un bien mayor. No cancelarán el proyecto por desperfectos menores.
- Si las personas llegan a enterarse que instalamos estos chips en contra de su voluntad, el proyecto caerá por su propio peso.
Sus ojos comenzaron a pesarle nuevamente. Parpadear cada vez le costaba más, y ahora sus oídos solo escuchaban medias frases u oraciones incompletas.
- Solo por curiosidad, pero ¿qué alucinación colectiva fue la que tuvieron las victimas?- pregunto uno.
- Según lo dicho por el individuo uno, se trataría de un encuentro cercano con alienígenas.- contestó otro con un tono casi burlón.
Finalmente no pudo resistir más, y sus ojos por fin se rindieron, cerrándose completamente, y sumiéndola en un paisaje oscuro, en las entrañas de un sueño profundo. Sueño que se tornaba intranquilo, cuando al parecer, una última frase de uno de los doctores, la estremecía y luego lentamente se perdía, olvidada, en su subconsciente. Una frase que decía más o menos así:
- Este chip no es nuestro, no fuimos nosotros quienes lo implantamos
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