SEX & THE CITY. MADRID CITY

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Sábado noche. Bar Motor B, Madrid, España,11.30 pm.

Buen ambiente. Sentada en un taburete de la barra. Estoy vestida para matar.
Botines estiletos de 12 centímetros de tacón, minifalda, corpiño sexy y cazadora vaquera apoyada en el respaldo del taburete. Botellín de cerveza y chupito de whisky.
La víctima no tarda en apoyarse en la barra y mirarme con ojos de galán de tercera.
Pablo, treintaytantos, pelo negro, patillas y barba de varios días, botas, camiseta Gira Mundial de Nosequién y chupa de cuero. Me gusta. Me sirve.

Quiere invitarme a la bebida y quiere conversación. Sólo me interesa una de las dos.
Baño cerrado con pestillo. Mi espalda apoyada en una pared, las piernas apoyadas en la opuesta. Mis taconazos tacletean en la puerta. Bullicio tras ella. Más morbo.
La cara del galán de tercera hundida entre mis piernas. Es un torbellino de placer. Gozo mucho. El amigo promete.

Me invita a dos tequilas. Magreos y besos lascivos. Sus manos se hunden en las profundidades de mi faldita. Me contoneo, y mi trasero se refrota en su abultada anatomía. El galán roza mi pecho por encima del corpiño. Los asistentes le envidian. Anhelan sexo en vivo. Pero hoy la Diosa del Placer no atenderá sus súplicas. Ya ha encontrado quien sucumba en su herético altar.

Vamos a ir a mi casa. No vivo lejos. En la puerta tiene su Honda VT 750 Shadow Spirit. Muy chula. Digna de mí.

Vuelo prendida a su cintura. Le mordisqueo las orejas y el cuello. Mi lengua corretea por su nuca. El vello erizado sin remedio. Mi jinete aúlla a la Luna como un lobo salvaje. Su cuerpo, fundido con el mío, arde en deseo. No tardará en consumirse en mi pira.

Bienvenido el planeta Maya Braun.

El tintineo de decenas de velas ilumina sutilmente mi dormitorio. Huele a jazmín. Es perturbardor. Delicado satén en las sábanas que acogerá mi lujuria desatada. Y un enorme espejo frente a la cama reflejará las escenas más sucias. Esa lascivia brutal de una fiera en celo. La música invade la estancia. This city never sleeps. Eurythmics. Esa canción saca la bestia sexual perfecta que hay en mí.

Bailo al lúbrico ritmo que impone Annie Lennox. Sensual. Hipnótica.

Mi nuevo amante recostado al borde de la cama. Su camiseta vuela por los aires. El pantalón desabrochado apenas mantiene protegida su arma más preciada. Me contempla embelesado. ¿Qué te parece lo que ves?. Te gusta. Va a ser tuyo.

Le ofrezco mi especial lap dance. Aprendido de la mejor stripper de Madrid. Cientos de hombres perdieron sus billetes por ese baile. Mi ropa cae al suelo como las hojas secas en otoño. Mis yemas encendidas recorren este cuerpo pecador, que refulge ya por el ardor. El motero jadea obsceno. Se toca. Aplaude y jalea con frases procaces. Quiere matarme. Sabe que él también morirá de placer. Permito que me roce con su lengua mientras bailo. Ohhh, sí. Es tan cálida sobre mi piel. Juego con su cabello. Y la música me arrastra, me domina. Mi carne ya no me pertenece. Es ofrenda en la liturgia de los cuerpos.

El galán no puede más. Quiere poseerme. Desnudo ya. Jugoso. Expectante.

Sentada sobre él, le invito a conocer el sabor de mis pechos. Los agarra como un niño sujeta su bien más preciado. Ohhh, Dios, qué bueno. Mi cuerpo se arquea. No pares. Sáciate de mí.

Retozamos sobre el blanco satén. Nos comemos la piel a bocados. Lenguas vibrantes se enredan, se adoran. Nos damos mutuamente placer oral. Gritos ahogados rasgan el denso aire. Toda yo es un océano embravecido. Mmmm sí, es todo para ti. Y su boca sabe a mar. Sabe a mí.

Mis dedos se pierden dentro de su cuerpo. Conocen el camino. Un gemido sordo ahoga su éxtasis. Le duele. Le gusta. Le incomoda. Quiere que pare. Pero soy experta. Jamás. Vas a conocer el placer total.

Muerdo su boca, lamo lasciva sus labios, su cara. Nos miramos. Mi aliento resuena en la estancia como un mantra. “ Déjate llevar”.

Se retuerce de gusto. Jamás ha sentido ese dulce picor. Esa profunda estimulación que hace que un hombre no distinga entre el Bien y el Mal.

Manos ancladas al cabecero por unas esposas. Mi galán de tercera está preso. Enhiesto. Cachondo hasta la desesperación. Me inclino hacia adelante, artística y sexual. Frente a su rostro todo mi esplendor. El morbo le mata. No pares. ¡Ohhh, sí, así!. Me encanta.

Toma tu recompensa. Me siento delicadamente sobre él. Mi espalda contra su pecho. Woww, yeah, man !!. Siento cómo cada parte de su hombría me llena entera. Perfectamente acoplados. Furiosos. El sonido de los cuerpos mojados, como olas rompiendo en un acantilado, me embriaga. Se mezcla con la música, con los gemidos. Ardo por dentro.

Nuestra imagen queda reflejada en el espejo. La escena hace que me desborde. Míranos. ¿No es perfecto?. Mmmm sí, claro que lo es. Dame más. Entrégamelo todo. Mi galán vibra. Contempla la primitiva escena entre aullidos y embestidas. ¡Desátame, diosa!.

Sus manos me abarcan toda. Ásperas. Arañan mi piel. Me hacen volar. Resbalan por mi cuerpo empapado en sudor. Aferrado a mis caderas, a mi vientre colmado de él. Acompasados. Febriles. Lo siento. Él lo siente. Caníval me devora la cara. El olor de mi cabello le ciega. Las horas son segundos y yo estoy en el Cielo.

Quiero ver tu rostro. Quiero tu mirada en mí. Haz que el misionero me clave en la cruz. Más fuerte, y más, y más. Me excita. Deseo su saliva. La reclamo. El aire asfixia. Condenados a morir de lujuria. Mis uñas horadan su espalda. Bramidos de placer. Hilos de sangre y sal adornan nuestro clímax. Mi interior de desborda. El amante convulsiona de gozo. Está tan guapo. Pero aún no estoy saciada. Quiero más de él.

Agárrame del pelo. Cual cowboy en rodeo cabalga sin freno. ¡Ohhhh, Dios, me muero!. Es lo más. Es formidable. Eres la hostia, tía. Goterones de viril sudor caen sobre mi espalda. Son refrescante lluvia de verano en mi piel. Azota mi trasero. Le encanta. Y a mí. Largo rato me da placer hasta que un nuevo clímax me eleva al espacio exterior.

Él quiere darme ya su esencia. Y mi boca lo remata. Ruge como un león. Qué placer inigualable. Nunca ha sentido algo así. Lo sé. Por eso deseo que conozcas ese arrebato, ese delirio. Mi hábil lengua mima la cima de su poder. Explota dentro de mí entre alaridos y juramentos de amor eterno. Toma, Pablo, descubre el sabor de tu pasión. Y mi complaciente amante cae rendido sobre el blanco satén con el dulce regusto del amor en la garganta.

Casi al alba el galán sale por mi puerta. Estoy saciada. No quiero su teléfono. No quiero citas. Quizás nos veamos por ahí.
Quiero dormir con el olor del sexo salvaje en mi piel.
Luce un radiante sol y la mantis religiosa inicia un nuevo día tras una noche de cacería.

PD. Os invito a tod@s a conocer y participar en mi blog de relatos eróticos. Mis textos y los de otros autores colaboradores están a vuestra disposición. También podréis publicar vuestros relatos, poesías ó fotografías. Os espero !!http://elnaviodevenus.com/


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