Preguntas trampa

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Hay preguntas que contestarías sin problema si te las hace un amigo. En cambio, si es ella quien te las hace, se convierten en ...  "preguntas trampa". 

Yo llamo  "preguntas trampa"  a esas preguntitas que parecen inocentes y  que tu pareja te hace para que te sientas culpable, aunque no hayas hecho nada malo...

Por ejemplo, te has ido a la cena de empresa con los compañeros de trabajo y cuando vuelves, ella está esperando en la cama, preparada con su pregunta trampa:
-¿Qué tal te lo has pasado?

Mucho cuidado con lo que le contestas, porque si le dices:
-Huy, muy bien, me he reído mucho con María... ¡No, no, con María-no, con el de administración!
Ya la has cagado. Se dará la vuelta y pondrá su culo de barrera entre los dos. Tampoco puedes decirle que te lo has pasado regular, porque te dirá:

-Pues entonces, ¿para qué vas?  Todos los años dices lo mismo y todos los  años vuelves.
Y pondrá su culo entre los dos. Vamos, que si quieres tener su culo a favor, sólo hay una respuesta posible:
-¡Mal, me lo he pasado muy mal!

En las relaciones de pareja hay que estar siempre alerta, porque cuando menos te lo esperas, te lanzan el anzuelo a ver si picas:
-¿Te gustó el vestido que llevaba Marta el jueves?

En este caso sólo hay una respuesta posible:
-¿Cómo era?  No me fijé...

Porque, como te haya gustado e incluso si no te ha gustado, la siguiente pregunta es:
-¿Ah sí? ¿Y cómo iba yo vestida?
Y es que hay una ley con respecto a sus amigas. Nunca le digas que su amiga es guapa, por mucho que insista. Si te pregunta:
-Está guapa mi amiga Sara, ¿verdad?

¡¡¡Danger!!!     ¡¡¡Peligro!!!     ¡¡¡¡Evacuación!!!   ¡¡¡Explosión inminente!!!

-¿Tu amiga Sara? Pero si parece un calamar...
-Pues ahora ha adelgazado  y está muy bien.
-¿Que ha adelgazado? ¡Pues yo  la veo igual de gorda que siempre!

¡Nunca lo admitas! Te diga lo que te diga, tú no cedas:
-Pues la han elegido.  Miss Mundo.
-Estará comprado el jurado...

Hay una pregunta trampa a la que  le tengo auténtico pánico:
-Cariño, ¿tú crees que estoy más gorda?

En este caso es muy importante  reaccionar  rápidamente, no dejes pasar ni medio segundo antes de contestar:
-¡No! ¡No estás gorda!
No se te ocurra dudar lo más mínimo, porque como le digas:
-Pueeees, no sé... No.Ella saltará:

-¿Cómo que  no lo sabes?  ¿Es que no se ve?  ¡Pues yo sí que veo que tú estás más gordo! ¡Que se te ha puesto la papada  que ya te pareces al King África!

 Hay algunas preguntas trampa en las que contestes lo que contestes quedas mal. Yo creo que antes de hacerte una de ellas te deberían leer tus derechos, porque cualquier cosa que digas será utilizada en tu contra.

Por ejemplo, si durante una limpieza general, ella dice:
-¡Huy!, aquí hay una foto de una antigua novia tuya. ¿Qué hago con ella?
Tío, estás perdido. Si le dices:
-Rómpela.

Mal, porque te dirá:
-¿Qué pasa, que todavía te afecta cuando la ves?
Pero como le digas:
-Mujer, las fotos no se rompen.
¡Mal!
-Ah, ¿no? Pues no sé para qué la quieres. ¿Qué pasa, que te vas a hacer un póster? Pues en esta foto está horrible, ella nunca ha sido tan guapa como yo, y  aquí tiene una cara que parece que se la han picado las avispas.

No hay escapatoria posible.

Hay que estar siempre atento, ya que puede asaltarte con una pregunta trampa cuando menos te lo esperes:
-Cariño, me han dicho mis padres que este año quieren venir a casa a pasar las fiestas. ¿Qué les digo?, ¿que sí o que no?
Si eres sincero y le contestas:
-Si quieres que te sea sincero, no me apetece mucho.

-Claro, qué fácil, cómo se nota que no son tus padres, si fueran tus padres ya estarías perdiendo el culo.
Pero si le contestas:
-Ah, muy bien, pues que se vengan.
-Claro, qué fácil, como tú no tienes que cocinar y no ayudas a nada... ¡Hala, a llenar la casa de gente!

Algunas preguntas trampa se pueden convertir en una auténtica pesadilla. Cuando estás tan tranquilo, ella aprovecha y te lanza:
-¿Me quieres?
-Pues claro.
-¿Pero me quieres como antes?
-Te quiero más.
-O sea, ¿que no me quieres como antes, que no podías vivir sin mí?
-Siiiiiiiiiii.
-¿Sí, qué?
-Que te quiero.
-¿Pero me quieres como antes?
-Te quiero más.
-O sea, que no me quieres como antes.
¡Coño, dan ganas de separarse! ¡Aunque sea sólo por acabar la conversación! 

Pero sin duda la pregunta trampa que menos me gusta de todas es:
-¿En qué piensas?
-En nada.
-En algo estarás pensando.
-Pues no, no estoy pensando en nada.
-Vale, vale, si no quieres decírmelo no me lo digas...
-No es que no quiera decírtelo, es que no estaba pensando en nada.
-Aunque sea una tontería en algo estarás pensando.
¿Pero por qué ese empeño en que piense? ¡Pues no pienso en nada! ¡Y no quiero que vengan sus padres! ¡Y estás más gorda! ¡Y su amiga Sara está muy buena! 

De un tiempo a esta parte y con la escalada intelectual de la mujer, la relación de pareja se ha convertido en una batalla muy sofisticada, y ellas son expertas en guerrillas, y en esas guerrillas, es donde yo ubico las preguntas trampa, donde son verdaderas especialistas. 

Ten cuidado, detrás de la pregunta más insignificante, se esconde una pregunta trampa. ¿Cariño quieres bajar a comprarme una caja de compresas?.....  ECHATE A TEMBRAR


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