Mi amor resurgió con un…maduro 2ª

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Alejandro ya hacia unos días, que no veía por el local a María, iba ha cerrar, cuando ella entro cerrando a su espalda, y vino hacia mi. Aun mas hermosa, marcando mas las formas, por su forma de vestir pantalones vaqueros de tubo, eran como una segunda piel esto y una camisa azul celeste con los botones entre abiertos dejando entre ver unos sugerentes y generosos pechos, sobre la camisa una mini chaqueta que realzaba su figura...como si hiciera falta, mientras caminaba hacia la sala fue casi imposible sacar mi vista de ese cuerpo de cine, que el destino había puesto en mi camino.

Por supuesto la invite a tomar café, ya que así tendría oportunidad de observarla un rato más. Hola¡ pequeña pasa dije haciéndome aun lado, creo que ella algo turbada dijo estas solo? conteste que si, porque? no por nada, dijo ruborizándose, paso a mi lado tropezando se le cayo una carpeta, cuando ella se inclino para cogerla, la sujete suavemente por la cintura, le dije deja te ayudo le susurre atrayéndola hacia mi, apoyando mi amigo contra su lindo y respingón culito, note como su cuerpo se contraía al notar mi rigidez presionando su nalga.

María por un momento inicio un movimiento de su trasero resegándose contra mi, yo con mis manos rodee su cuerpo y con mis labios le acariciaba la nuca provocando oleadas de placer que recorría su cuerpo, en un instante de lucidez me aparte de ella, disculpa María, por un momento he perdido la cabeza y tu eres muy joven, para que te este yo jodiendo la vida, ella contesto con una entereza admirable, Alejandro tu me atraes desde que te vi, y me moría por encontrar una excusa para poder estar solas contigo. He salido con algún chico pero ninguno me ha causado la impresión que me causaste en mi casa, yo mudo de asombro, lleve mis manos a su preciosa cara y atrayéndola hacia mi bese suavemente sus carnosos labios, un beso sensual lindo y tierno que la llevo a abrir su linda boca y ofrecerme su lengua juguetona que no paraba de succionar la mía, con una lujuria intensa, mis venas inflamadas por la excitación no paraban de bombear sangre, sintiendo los latidos de mi corazón a punto de escaparse de mi pecho, con suavidad la conduje hacia el despacho.

Una vez allí, mientras bajaba la cremallera de su vestido, el cual se descolgó de sus torneados hombros hasta caer en la alfombra, dejando al descubierto una figura escultural, un cuerpo duro sus pechos marmóreos, macizos, y el culito respingón, lentamente fui bajando, dando besos por su cuello mientras le desabrochaba el sujetador dejando al aire dos hermosos senos bellos redondos, sin prisa mi boca bajo hasta sus pezones iniciando con mi lengua un juego de caricias, lubricando con mi saliva todo su rosado pezón, pasando de uno a otro, para que no tuvieran celos, ella con sus manos en mi pelo, daba pequeños gemidos de placer, con mi cabello ente sus dedos trataba de sujetar su deseo de gozo, de forma incontrolada iba aplastando mi cabeza contra su pecho mientras ahogaba sus gemidos, convertidos en pequeñas exclamaciones de placer ay¡¡ uyyy¡¡, sin poder contenerse tuvo un orgasmo intenso, mientras una de mis manos frotaba su tanguita, empapado por su generosa humedad.

La abrace de la cintura y juntando nuestros labios, la hice sentar en el borde de la mesa, le quite el tanga y colocando sus piernas por encima de mi espalda, inicie un viaje hacia el mas recóndito sexual de su cuerpo, mi lengua jugo un rato por el exterior, toda la zona del monte venus, ingles y laterales finos y suaves del interior de sus muslos, haciendo que su deseo y ansia la empujaran de nuevo a un incontrolado orgasmo esta vez sin pudor a los gemidos ah¡¡ Alejandro, por favor sigue hay no te muevas, le introduje mi lengua entre sus finos labios vaginales inflamados por el deseo sexual de su dueña, de rodillas ante semejante altar inicie un maravilloso viaje con mi lengua dentro de su perfecta vagina pequeña, sonrosada, con un clítoris marcadito pequeño y protegido por sus labios, mi lengua no para de dar círculos sobre su clítoris levantando una nueva oleada de suspiros y gemidos de gozo, por el sabroso cunni que le estaba aplicando.

No pude contener toda la pasión desenfrenada de deseo, María me vuelves loco, le espete no puedo más cariño, le hablaba mientras le introduje mi amigo dentro de su cálido hueco de placer, primero fui apretando con el glande despacio, una vez dilatado se lo introduje en su vagina, se contrajo durante unos segundos, hasta que se acoplo dentro de ella, para a continuación abrazarse a mi cuerpo con brazos y piernas, mientras mis acometidas iban aumentando en ritmo y empuje, motivado por sus dulces gemidos, sucumbí en una intensa y larga venida, como hacia años no sentía , mientras María con los ojos cerrados volvía a tener otro orgasmo largísimo dejando mi espalda marcada para varios días, abriendo los ojos me miro y dándome un beso me comento...este fin de semana tengo la nevera llena.



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