Miedos

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Vamos a ver, tú estás por la noche en la cama y oyes un ruido extraño, y ¿qué haces?  ¡Te tapas con la sábana! 

¡Muy bien! ¿Qué pasa, que la sábana es antibalas?  ¿Que si viene alguien con un cuchillo no va a poder atravesarla, y se le va a doblar la hoja?  ¡Hombre, por favor!

¿Y cuando nos da por mirar debajo de la cama? ¡Hombre, que ya tenemos una edad!  Además, suponiendo que haya un asesino debajo de la cama, ¿qué ganamos mirando? ¡Que nos mate antes! Muy bien, fantástico.

¿Te imaginas que un día nos encontrásemos a alguien debajo de la cama? ¿Qué le decimos?:

-Buenas noches... ¿Qué? Asesinando un rato, ¿no? 

-Pues claro, hay que ganarse las lentejas.

-¡Pero hombre! Salga de ahí que se va a quedar frío. Ande, suba, que va a coger asma con tanta pelusilla. Máteme en la cama, que estará más cómodo.

Otra reacción estúpida ante el miedo es mirar dentro del armario, que ya es el colmo. Porque, vamos a ver ¿a alguien le cabe un señor dentro del armario? Pero si el día que planchas no sabes dónde meter toda la ropa, ¿cómo se va a meter un tío ahí dentro?

Otra situación, oyes un ruido raro en casa y te levantas, acojonao, en calzoncillos, y preguntas:  ¿Hay alguien ahí? 

¿Pero qué te crees, que si hay alguien te va a contestar?

Lo mejor es cuando llegas a la conclusión de que si hay alguien sólo puede estar detrás de la puerta del cuarto de baño, porque lo demás ya lo has registrado y, ¿qué haces? Asomas la cabeza poco a poco, más que nada para que, si hay alguien, no falle el golpe.

¡Ahhh! Otra. Vas en un coche y, de repente, el conductor empieza a acelerar cada vez mas  como si fuese Fernando Alonso, pero sin Fernando y sin Alonso, y tú acojonado. ¿Qué haces? 

Lo normal, protegerte, te agarras a la asita de plástico que hay encima de la puerta.

Ya puedes estampar el coche si quieres, que tú vas cogido a la asita...

En esta situación lo que hacen las madres es agarrarse al bolso y ponérselo delante, como si fuese un airbag. 

¿Y cuándo vas en bicicleta bajando una cuesta y aquello se embala? ¿Qué es lo que se te ocurre? Quitar los pies de los pedales. ¡Muy bien, muy inteligente! Cuando te descontrolas del todo, sueltas también las manos del manillar. Eso es. Pero ¿qué crees que va a pasar? ¿Qué vas a salir volando como en la peli de E.T.?

Cuando nos van a poner una inyección, ¿qué hacemos? Poner el culo tan duro que la aguja rebota. Sabemos que duele más, pero no podemos evitarlo. 

Y es que el miedo nos incita a hacer una tontería detrás de otra, tienes que bajar al garaje y no hay luz, empiezas a pensar en fantasmas o en si habrá alguien escondido y, ¿qué haces?  Cantar. Eso es, como un valiente, que si hay alguien se asuste de lo mal que cantamos y salga huyendo por donde ha entrado.

 ¿Y qué pasa si vas por la calle y de pronto ves a alguien y piensas que te va a atracar? Pues te cambias de acera.

 Seguro que si es un atracador, pensará:

-“Mierda, otro que se me ha cruzado de acera, qué nochecita llevo”. 

Pero ¿por qué hacemos eso? ¿Qué pasa, que los atracadores sólo atracan en la acera de los pares?

El otro día iba en el ascensor con una mujer a la que no conocía de nada y de repente el ascensor hizo un ruido extraño. ¿Y qué hizo la señora? ¡Agarrarse a mí!

Es una reacción típica de las mujeres. Deben de pensar que los hombres no caemos cuando se descuelga un ascensor.
Hay otras reacciones que el cuerpo realiza por su propia cuenta, una de ellas es temblar.

Si por ejemplo hay un ladrón en casa y nos escondemos debajo de una manta, el hombre no tiene problemas para encontrarnos. Nos ponemos como un móvil en posición vibrador.

Otra reacción tonta es la de quedarte paralizado. Si viene un coche hacia ti y está a punto de atropellarte, esto es todo lo que se le ocurre a tu cuerpo, quedarse quieto. 

Otra reacción que tiene el cuerpo por su cuenta es gritar. Claro que sí, esto es muy lógico. Si estás friendo un huevo y se te prende la sartén ¿qué se te ocurre? Gritar. 

Te pones a gritar como un loco:

-¡¡Que se me queman los huevos!! y si viene otra persona, se une a ti con sus gritos:

-¡¡¡Que se te queman los huevos!!! Pero ¿qué estamos intentando? ¿Apagar el fuego a gritos? ¡Hombre!, ¡por favor!

La verdad es que no entenderé nunca nuestras reacciones.


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