Soy un loco, encarcelado en el manicomio, vivo en un mundo el cual nadie puede llegar, mis sentidos están cambiando, hablo incoherencia, mi mirada fija hacia lo que nadie puede ver, mis gustos son extraños, soy irracional no tengo juicio cabal, con camisa de fuerza veo pasar los días, no recuerdo mi pasado y no sé que es el futuro, en mi mundo hay un arcoíris que así no sufro, en las noches una llama de fuego en el cielo me alumbra, crees que estoy solo? La verdad es que no, en este mundo hablo con la tierra y el viento me abraza, el agua me peina y el fuego me alimenta, soy un explorador y me sumerjo en nuevas aventuras, hoy por descuidos acabe en medio de la huella, había mucho ruido y bestias salvajes que me rugían, una estrella con cartera se acerco, con cuidado me abrazo y me pregunto ¿te encuentras bien?, la mire y con mi dedo índice en sus labios le dije ¿las estrellas no deben hablar? Se largo a reír y me invito almorzar, hay me percate que era una emboscada de mis enemigos, en esta jungla misteriosa muchos buscan mi cabeza y la estrella era mi enemigo, pero almorcé con ella porque puedo estar loco pero tengo modales, ella hablaba pero sus palabras no me alcanzaban era tarde y el fuego en el cielo me iluminaba, estrella con cartera se entristeció y pequeñas estrellas corrían hasta llegar a su boca, me compadecí y borre con mi mano las pequeñas estrellas, ella seso el sollozo, ella se levanto de su nube y yo de la piedra que tenia por asiento, y salimos de los arboles quedaban carne y granos de arroz, ella se colgó de mi brazo y nuevamente una estrella se le escapo y le dije no me gusta tus pequeñas estrellitas, me le pare de frente y con mi mano volví a borrar la humedad que dejaba las estrellas, ella me miro y dijo ¿me puedes perdonar?, prometí que darme a tu lado para siempre y en tus brazos escapo mi último suspiro, me tomo de la mano y en un abrir y cerrar de ojos tenia dedos como yo los cuales salían de sus palmas que conectaban a su brazo unidos a su cuerpo, mire al cielo y estaba la luna a mi alrededor los vehículos y yo caminando por la acera, agarre fuerte su mano y la mire quede a tonito, la abrase y empecé a llorar, era ella mi amada esposa, la cual murió de un ataque cardiaco en mis manos, y yo inútilmente no pude hacer nada más que guardar su último suspiro en mi pecho, sumergido en la depresión perdí mi juicio, la mire y le dije perdóname por no ayudarte, se acerco y me beso mientras que poco a poco se desvanecía, encontré la calma y ahora tengo una estrella guardián, tal vez nunca la podre olvidar pero tarde o temprano la volveré alcanzar las estrellas será mi meta y probar sus labios el trofeo que me reconfortara, seguiré siendo un loco hasta que te alcance mi querida estrella.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales