Aquel mundo caótico en el que se había convertido aquella
sociedad futurista donde todo resultaba un sin sentido.
Se hallaba sobreviviendo la esperanza humana, la gente andaba perdida.
El sexo era la moneda del futuro el capitalismo había sucumbido al mundo
del ocio y el frenesí, la gente se pasaba las horas pegadas a las pantallas.
De los ordenadores virtuales de cuarta generación estos eran muy sofisticados.
Sus pantallas podían convertirse en hologramas a tamaño natural.
Cualquier fantasía se hacia realidad un viaje al futuro, al pasado.
Sexo en casa con mujeres holográficas de consistencia, gelatinosa
como muñecas de gomas, suaves al tacto que traspasaban la pantalla
del monitor, sexo a domicilio viajes en solo pocos minutos.
Todo era de un gran realismo muy fácil de conseguir, de esta forma
vivía la sociedad de aquel mundo futurista nadie pensaba en problemas.
Todo consistía en procurar no aburrirse pasar el tiempo extasiado en el día a día.
Las grandes Urbes eran hormigueos de personas que se movían sin sentido.
Buscaban creadores gentes que pudiera hacer realidad sus fantasias.
Los creadores eran los genios del futuro todos buscaban creaciones que
les hicieran vivir insufribles experiencias, Desear exuberantes cuerpos.
Tener sensaciones de ninfòmanos deseos, estos eran los mas buscados.
Aunque siempre existían minorías que buscaban académicos recuerdos.
Aquella sociedad no tenia otro futuro que vivir en el ocio en la felicidad fácil.
Pronto se terminaria aquel mundo tal como la humanidad lo conocía.
Algunos fueron elegidos para ocupar otros mundos y crear sociedades nuevas.
Solo una minoría había preferido quedarse en un planeta muerto de pocos
meses de vida, querían morir a su manera pegados a su ordenador viviendo
una fantasía, hasta que ese astro de miles de años de vida explotara.
Y con él la vida en aquel planeta una vida en un mundo ficticio sin ningún tipo de sentido.
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