RECUERDA (Parte 2)

    A pocos metros de la autovía por la que él circulaba, a las afueras de un pequeño pueblo turístico, había un restaurante de lujo especializado en comida exótica, de la cual tanto le gustaba a ella. Ella estaba allí sentada y mantenía en su mano su tercera o quizá cuarta copa de vino, celebrando junto a su nueva pareja alguna ocasión especial o simplemente intentando olvidar cualquier cosa que él ya veía en sus pensamientos. Fuera como fuese ahí estaban bebiendo, riendo, charlando decidiendo a donde ir después de la cena, etc. Ajena totalmente y sin saber los años de depresión, rumiar, angustia, despersonalización, y daños que llego a ocasionarle a él en algún momento de su pasado en común, si ella sabía algo de aquello que seguramente sería así le importaba bien poco, pasaba de aquello desmesuradamente tras haber ocasionado tanto daño a propósito y consciente de lo que hacía, ella seguía a lo suyo, no paraba de reír con su actual pareja, como si nada hubiese pasado tiempo atrás, supongo que para ella era como matar una cucaracha y a otra cosa, sin escrúpulos, sin conciencia, fría y calculadora, en cierto sentido inhumana, Para ella habría sido como deshacerse de un pañuelo de papel, lo usas y lo tiras, como cuando una niña cuando olvida su juguete roto y se centra y juega con el nuevo, así era ella. Miró el reloj tras varios sorbos de su ya apurada copa de vino y con los ojos vidriosos sonrió y alzó la copa en gesto de brindar con su nuevo compañero, para celebrar su nueva y feliz relación y quizás para enterrar otra ya pasada, su compañero levantó la copa y “clink” brindaron, chocaron las copas, ambos bebieron y se sonrieron continuando con su velada especial, ya habían dado las 12.

    A pocos kilómetros de distancia aquel “clink” de las copas chocando fue como si hubiese rebotado dentro de la cabeza de él, dejando escapar a su paso multitud de imágenes, recuerdos, momentos, fue como un alud de pensamientos aparcados en lo más profundo de su mente y arrasando a cada paso que daban en su propia consciencia, noto como los ojos se le abrían como platos, los brazos se le tensaron, un escalofrió recorrió todo su cuerpo, apenas podía ya respirar, de repente lo recordó todo, y todo de golpe y a la vez, cada pelea cada insulto, cada maltrato psicológico, cada mentira, pero sobre eso estaba el día que acababa de empezar. Todo lo que sentía mientras aceleraba y aceleraba se multiplicó y las imágenes acabaron por cegarlo, apenas veía ya la carretera, un instante después cegado por aquel impulso indescriptible perdió el control de los mandos de su motocicleta la cual ya circulaba a una velocidad desorbitada y fue a parar contra el asfalto rebotando como un guijarro rebotando contra el agua de un lago, una y otra vez, dando vueltas y más vueltas como aquel muñeco de trapo roto que fue una vez, con cada golpe contra el asfalto en segundos y apenas consciente todavía se preguntaba si acaso su propia vida consistiría precisamente en eso, en llevarse golpes y más golpes, desecho esta idea pues era evidente y antes de desvanecerse y perder el conocimiento del todo pensó en ella, en el tiempo que había pasado y de qué manera aún era capaz de hacerle daño. Finalmente su consciencia se apagó tras un golpe seco en la cabeza de la llanta trasera de su propia motocicleta.

    A dos o tres kilómetros de distancia del siniestro de él, una botella de vino se acababa, unas risas y palabras fueron cruzadas y una sensación cálida de felicidad y bienestar flotaba en el aire, ella al salir por la puerta del restaurante oyó un chasquido, un pequeño crujido “crack” bajo sus pies. - ¿Qué ha sido eso?- preguntó su compañero.- Nada, solo ha sido un bicho- dijo ella limpiándose la suela del zapato, ambos se sonrieron por enésima vez y marcharon a casa.

FIN.