El cuchillo presionaba mis venas,las lágrimas se escapaban por mis ojos,lloraba frente a un espejo roto.
No tenía el valor suficiente para apretar aquel objeto contra mi blanca piel,puede que fuera porque no quería dejar este mundo o quizá porque me sentía culpable por mis actos,tenía tanta rabia dentro de mí que no veía otra salida.
Bueno,ahí me encontraba yo jugando a ser `Dios´, debatiéndome entre la vida y la muerte,en un punto de inflexión donde tienes que eligir un camino en poco tiempo.
Me decidí a ello y comencé a presionar ese afilado cuchillo contra mis finas venas. Al principio noté como el dolor se iba apoderando de mi cuerpo y de mi mente pero poco a poco surgió un sentimiento de satisfación.
Me quedé embobada viendo como la sangre escapaba de mi cuerpo, y como se habría una grieta sobre mi piel. Saboree ese mágico momento que me hizo darme cuenta de la diferencia entre vivir y morir.
Tardó mucho,demasiado quizá,me desangraba poco a poco y sabía que había vuelta atrás,pero no me arrepentía de lo que estaba suceciendo frente a ese espejo roto.
Ahora cuento mi historia,pués quizá mi vida no era tan mala,pero nunca he vivido muerte tan dulce.
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