Mis amigas me consienten

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Creo que la mayoría hemos pasado por momentos difíciles, sin embargo, hay personas que nos aconsejan o nos ayudan. Hay una famosa frase que dice: “Los amigos son la familia que uno escoge”. Creo que es verdad.

Hubo un tiempo en que todo lo veía complicado. Fue uno de esos momentos de la vida en que parece todo oscuro, como si el Sol ya no quisiera alumbrar, como si la esperanza te abandonara.

Recurrí a ella en busca de algún consejo, aunque más que nada quería que alguien me escuchara. Recuerdo su sonrisa al verme, y su preocupación al escuchar mi historia. Ella me dijo: “ven a mi casa mañana en la tarde, ya sé cómo levantarte el ánimo”.

La noche de aquel día estuve muy pensativo, intentaba descifrar esas palabras. Sin embargo quedé dormido sin llegar a ninguna conclusión, tal vez pensar mucho en las noches es el remedio para el insomnio.

Llegué a su casa antes de la puesta de Sol. El jardín tenía pocas flores, sin embargo, le daban vida, alegría y demás sensaciones a la vista y al olfato. Toqué el timbre y ella abrió. Entré y le agradecí que me haya podido recibir. Mi amiga me miró, me tomó de la mano y me llevó a su habitación. Cuando abrió la puerta me di cuenta que no estábamos solos… habían 3 amigas más de ella…

Mi mente se nubló, no podía creer de que se trataba… ¿era broma? ¿le contó a todas ellas mis problemas? Quedé tan impactado que lo único que salió de mi boca fue: “eh…”. Todas comenzaron a reír a carcajadas. Mi amiga anunció: “Él está un poco triste, así que levantémosle el ánimo…” y no solo me levantaron el ánimo.

Cada una me regalo un abrazo y un beso en la mejilla. Después me dijeron que querían saber cual de las cuatro besaba mejor, y se pusieron en fila para besarme. Fueron pequeños roces, pero gradualmente cada una me daba besos más largos y más profundos. Todo fue excitante. Luego una de ellas dijo que querían saber a quien se le veía mejor los pechos con la blusa, entonces se pusieron enfrente de mí y las observé. Aproveché el momento para decirles que no podía calificarlos con la blusa puesta, entonces ellas se quitaron lentamente la blusa, deleitándome los ojos y quedaron en sostén… las observé y elegí a la ganadora, hubo reproches y risas, después les dije que quería sentir su textura, y ellas obedecieron quitándose el sostén, dejando ver sus pechos desnudos y sus pezones. Como un imán me acerqué a ellas, se los toqué y los besé, pezón por pezón, amiga por amiga…

Un buen rato después me pidieron que elija el trasero más bonito. Sin decirles nada, ellas se quitaron el pantalón y quedaron en ropa interior… comencé a pellizcar sus glúteos, masajeando su contorno, sintiendo su suavidad. Tardé mucho en elegir a la ganadora porque todos eran hermosos, eran suaves, alineados perfectamente, verlos no sólo alegraba mi vista… y ellas parecían disfrutarlo tanto como yo.

Ellas notaron que mi erección se notaba en mi pantalón, entonces alguien dijo que eligiera a la que mejor haga sexo oral. Entre todas ellas me tumbaron en la cama, me desnudaron y mis deseos por sus cuerpos aumentaban más y más, necesitaba sentir su calor femenino...

Una de ellas tomó mi miembro con su mano, lo comenzó a besar, después otra se lo quitó y así sucesivamente se lo fueron turnando, una lo hacía con velocidad, otra eran muy generosa, otra era gentil usando sus senos para masturbarme…  momentos después todas ellas besaban una parte de mi miembro, era excitante y placentero…

Entonces mi amiga, la que organizó todo, se quitó sus bragas y se sentó en mi parte masculina… se deslizó lentamente hasta chocar contra mi pelvis… y ella me dijo: “veamos quien mueve mejor sus caderas”. Fue repitiendo la misma operación, cada vez más rápido y de manera frenética. Sus amigas me besaban en la boca y mis manos acariciaban sus pezones, no sabía de quien exactamente pues sus labios besaban toda mi cara…

Mi amiga gritaba y se removía el cabello con sus manos… entonces ella se bajó… abrí mis ojos y noté que otra de sus amigas se colocaba en la misma posición… ellas anhelaban ser penetradas y yo anhelaba sus cuerpos…

Si, ellas son muy, muy amables y me levantan el ánimo… y aún me falta el consuelo de 3 cuerpos más…


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