B.S.O.

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Desde ayer no he parado de leer y releer tus mensajes. Me dejaste muy sorprendida.

No estaba segura de que te llegaran los vídeos. Es una pena que no tenga amplificador ni micrófono para que se escuche más fuerte. De todas formas, tengo que practicar mucho más. Ya te enviaré los avances.

Fue curioso que “Hallelujah” (Leonard Cohen), el primer vídeo, fuera una de tus canciones favoritas. Este tipo de cosas me dan mucho que pensar.

Musicalmente tenemos gustos muy parecidos. Eso me gusta porque releyendo tus mensajes me vienen a la cabeza muchas situaciones rodeadas, en todo momento, de estas canciones. Me pone muchísimo la idea de tener relaciones sexuales contigo mientras escuchamos música.

Releo el primer mensaje: “Me he desvelado...así que voy a escucharte. Hace calor...estoy aquí estirado en la cama...esta amaneciendo...me gustaría girarme y ver una espalda preciosa con dos tatuajes a mi lado...”.

Es increíble lo que pasa por mi cabeza. Se estremece cada centímetro de mi cuerpo. Imagino estar en tu bohemio piso tumbada a tu lado. Ver como, poco a poco, entran por la ventana los rayos del sol y contemplar tu cuerpo desnudo con esa claridad. Mirarnos fijamente mientras el sonido de “Feeling Good” de Muse llena la habitación. Acariciarte suavemente el cabello y continuar deslizando mis manos por el resto de tu cuerpo. Notar tus manos envolviendo mi cintura y sentir como me arrastras hacia ti para besarme, con mucha seguridad. Tu olor y tu respiración sobre mí hacen que comience a dilatar. Rozar nuestros labios, lentamente, mientras continua la música. Hacerlo cada vez más intenso juntando aun más nuestros cuerpos y convirtiendo los besos en auténticos bocados. Comenzar a desplazar mi lengua desde tu cuello hasta llegar al ombligo y ahí, clavarte la mirada para asegurarme que no pierdes detalle. Deslizar mi boca hasta tu pene, completamente erecto, e introducírmelo sin dejar de hacer movimientos con mi lengua. Observar tu rostro, tu mirada. Chuparlo cada vez más rápido. Escuchar tus jadeos. Sentir que te poseo. Por un instante, hacerte completamente mío. Siento un hormigueo por el cuerpo pensando en lo caliente que estarían nuestros sexos.

“Here with me” (Dido). Me agarras con mucha fuerza y me sientas sobre tu cara. Estiras tus brazos hasta mis pechos mientras intercalas lametones y besos en mi vulva. Aprieto con fuerza el cabecero de la cama intentando no perder el control pero estoy tan cachonda que siento que en cualquier momento voy a estallar. Sigues apretándome los pechos y decido pasar ya a la penetración. Me acuesto a tu lado mientras sacas de tu mesita de noche, llena de libros, un preservativo. Me lo colocas en la boca con una sonrisa. Desgarró el envoltorio y lo saco. Me inclino sobre tu pene y, muy despacio, lo beso. Coloco el condón y me siento sobre ti. Me sujetas por los muslos y me la clavas. Comienzo a contonear mis caderas.

Los movimientos de nuestros cuerpos son completamente armónicos a ritmo de “Carnavália” de Tribalistas. Cada vez más rápidos e igual de coordinados. Te tiró fuerte del pelo y me das pequeños mordiscos en los pezones. Me miras y me soplas. Hace mucho calor. Envuelves mi cuello con tus manos. Estamos empapados. La atmósfera de la habitación es excitante. Acercas mi rostro al tuyo. No puedo parar de gritar. Sacas tu lengua y la pasas por mis labios. Me abrazas y me aprietas fuerte contra a ti. Es el momento. Siento gritarte pero me estoy sintiendo libre y no puedo evitarlo. Tu comienzas a gritar aun más fuerte que yo. Aprietas fuerte tus caderas contra las mías muy rápido y siento que nos fundimos. Vuelves a hacerlo pero cada vez más pausado hasta que lo haces por última vez y terminas con un gran suspiro. También respiro profundamente. Regresó a mi lado de la cama y me tumbo. Estoy en paz. Te miro y también lo estas. Me devuelves la mirada y nos sonreímos.

Pienso en otro de tus mensajes: “I wish you were here...aquí a mi lado...durmiendo...ahora mismo me apetecería ser muy tierno”. Ese es el momento perfecto. Pink Floyd y tu brazo rodeándome. Te beso en la frente y luego en los labios. Comento lo buena que ha sido la idea de no perder la comunicación y la paciencia durante tanto tiempo y que por fin hemos sido recompensados. Sugieres que descansemos un rato para continuar aprovechando las limitadas vacaciones que nos hemos tomado. Te hago una caricia y me la devuelves. Nos quedamos los dos completamente dormidos.

Los mensajes comienzan a ser más sensuales y me pones cada vez más cachonda. “Tienes unas piernas preciosas...largas, movibles, abatibles, flexionables...quiero abrírtelas para olerte entera, desde el cuello hasta donde empiezan, y detenerme en los huesos de tus caderas, mordisquearlos. Tus piernas son también un lazo...una cuerda fuerte con la que apretar y rodear a alguien junto a tí...cuando lo haces se nota tu fuerza, tus músculos, tu pasión...quiero ponerme tus piernas al cuello...a la cintura...quiero agarrarlas fuerte”. Mientras leo noto lo húmeda que estoy.

Quiero escuchar “Something's got a hold on me” de Vaya con Dios, que me lleves a la piscina, abrazarte en el agua, envolverte con mis piernas lo más fuerte posible para impedir que te escapes, que grites de placer y que agarres mi cuerpo con toda tu fuerza. Mientras tanto, te chupo la oreja y el cuello. También meto tus dedos en mi boca y mientras los chupo te miro emulando estar comiéndotela. Pones tus manos en mi culo, dando sacudidas, clavándome hasta el fondo tu tremendo falo que hace que este a punto de llegar a un gran orgasmo. Metidos en el agua cálida, tocando tu pelo empapado, mirar la expresión de tu cara y, lo más importante, follarme de esa manera tan bestial; hacen que me derrita por completo. Suelto un gran suspiro de alivio y me acercó al borde donde tú, cuidadosamente, has dejado dos copas de vino. Me sigues y me pides que me siente en el borde. Sales y te pones a mi lado de pie.

Comienzo a chupártela mientras se oye en la radio “Crash into me” de Dave Matthews Band. Tomo otro trago de vino y vuelvo a lamértela. Intento tragármela entera. Con la mano también toco tu increíble miembro y cada vez lo hago más rápido. Tú intentas tocarme la cara con suavidad pero el placer que te estoy proporcionando te obliga a cogerme la cabeza e inclinarla para que puedas ver como te la como. Ves mi lengua, muy juguetona, deslizándose por toda la polla. Estas a punto. Lo noto. Te la agarras y separas sutilmente mi cabeza de ella para, por fín, poder correrte sobre mi pecho. Te doy las gracias por el delicioso polvazo, me limpio tu semen y continuamos bebiendo.

Es una pena que estemos tan separados. Creo que lo pasaríamos muy bien juntos. Me tendré que conformar con leer tus mensajes y enviarte vídeos musicales. Al menos de momento. Iré organizando todas las cosas que quiero hacerte. Mientras espero escucharé “En el mundo genial de las cosas que dices” de Maldita Nerea o “Quédate a dormir” de M-Clan.

 


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