LA GORDA PANCHA
Viste que hay minas que se ven gordas y están más flacas que una anchoa ?...
¿Anoréxicas les dicen, nó ?...Bueno, mirá vos, la Pancha al revés, se veía flaca como una anchoa y estaba hecha una chancha. El problema era que la Pancha sufría mucho esta situación porque ella no quería estar flaca, no te digo que quería ser gorda, gorda, pero rellenita digamos, tener un buen culo, buenas gomas, como esas minitas del pueblo calienta braguetas, por las que se babeaban los paisanos. Tan convencida estaba de su esquelética figura, que no había forma de convencerla de lo contrario. Cuando oía que la llamaban la gorda Pancha , pensaba que era una burla paradójica, bueno no literalmente, porque la gorda ni conocía esa palabra, pero vos entendés lo que te digo. Hay quien dice , las cosas son del color del cristal con que se miran, la Pancha veía todo según su óptica convexa y esa era su realidad..Algo que a todos nos llamaba la atención, y a ella le confirmaba su estado, era que tenía una gracia y agilidad en sus movimientos que no coincidían con su enorme figura. Se desplazaba como la donna é mobile, qual piuma al vento (mai non mutta d´accento é de pensiero). Era la más requerida compañera de baile, los paisanos se la disputaban a punta de cuchillo, cuando ella salía a bailar no quedaba nadie en la pista
(una elemental comprobación de la ley de Arquímedes). Pero terminado el baile no había quien la llevara en ancas, solamente un elefante aguantaría tremenda carga. No solo en esto era muy requerida la Pancha, también en el futboll se destacaba por su velocidad y agiles gambetas, pero como era una aplastante jugadora no le permitían jugar más que al arco, eso sí, el arco que ella defendía tenía que tener el doble del ancho del de sus rivales.
Creo que a esta altura ya tendrás una idea de su corpulencia, atributos y auto visión, solo quiero agregar que sin ser una belleza, era armónica, simpática, bonachona, una mina querible la gorda, su procesión iba por dentro y nadie lo conocía.
Hasta que un dia, en uno de esos bailes de campo, oyó una voz que le pedía compartir una pieza, asintió con la cabeza pero al dirigir la vista hacia donde venía la voz y no vio a nadie, hizo pantalla con la mano y ahí sí vio que se acercaba algo parecido a un hombre, o por lo menos un pantalón, una camisa y un sombrero que avanzaban hacia ella, y como la Pancha no creía en fantasmas, supuso que adentro había alguien. Y no se equivocó, lo primero que visualizó fue un rostro enjuto con unos profundos ojos negros, enmarcado en unos cabellos rubios, con una sonrisa que casi lo ocupaba totalmente y dejaba paso a unos perlados dientes blancos. Puso una mano sobre su hombro y constato que efectivamente, debajo de la camisa había, por lo menos, huesos. Sintió su brazo sobre el lugar donde se suele tener la cintura, tomó su mano izquierda y se dejó llevar por ese rítmico esqueleto al compás de una ranchera. A ella le siguieron varios temas que los transportaron al éxtasis. Recién en un intervalo de la música se comunicaron con la vos. Se dijeron sus nombres.
.-Vos no sos de por aquí ?...No recuerdo haberte visto. Comentó Pancha.
. Sí, soy de Blaquier. Lo que pasa es que no es fácil verme, además lo esencial
Dijo coqueteando con una sonrisa, Pedro.
.- Es invisible a los ojos
Completó ella para para que supiera que también había leído al Principito.
Yo sí te conozco, bueno de vista, no me animaba a sacarte por miedo a un rechazo.
Siguieron bailando y conversando hasta que se apagaron los faroles y la música con ellos.
Si no andás con sueño y tenés ganas, podemos tomar unos mates en casa
Sugirió Pancha, ante la posibilidad de que Pedro por timidez no fuera al frente, intuyendo que no solo eran dos cuerpos gemelos, sino que en lo esencial también eran iguales.
En tren de confidencias se contaron sus sueños y sus penas. Cuando ella habló de su flaqueza, Pedro le dijo, sonriendo con ternura.
.- Los espejos nos mienten, compañera
Somos como nos ven los ojos que nos quieren.
Se miraron y se vieron tal cual eran.
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