El amor no es efímero.

Noche. Oscuridad y silencio por todas partes. Sus ojos, tan negros como aquella oscuridad, siguen aún abiertos. No puedo dormir. En realidad, lleva varios días sin poder hacerlo, ya que su  mente no le deja esa paz y tranquilidad que tanto desea. Parece que le falte el suelo bajo los pies.

Hace varias semanas que ha tomado una decisión pero tiene miedo. Le gustaría decirle que todo ha terminado, que su historia ha llegado a su fin , pero no puede, no tiene el valor suficiente.

“ No quiero que sufra. Él siempre ha sido bueno conmigo, siempre se ha preocupado por mi…. me quiere. No puedo hacerle esto” . Y entonces comienza a llorar en silencio.

Hace un año ella se moría por él, y él por ella. Era un amor lleno de felicidad y de locura, de ganas de saltar, correr y gritar. Era un amor lleno de risas, bromas, besos y caricias. Un amor lleno de deseo.  Y no llega a comprender por qué ya no lo ama, por qué ha dejado de amar.

La chica se levanta de la cama, se seca las lágrimas y sorbe por la nariz. Se queda en medio de la habitación y mira por todas partes como si así pudiera encontrar ese amor que ya no siente. Camina hacia la ventana, y la abre dejando que los rayos de la luna se filtren e iluminen la habitación.  Mira hacia la calle, y ve como un gato vagabundo rasga unas cuantas bolsas de basura en busca de algo que comer. Después fija su mirada en el cielo y un recuerdo le viene a la memoria.

Era su cumpleaños, y él le había regalado un enorme ramo de flores rojas, una rosa por tantos años cumplidos, y la llevó a cenar a un restaurante lujoso y caro . Durante la cena hablaron de todo : del trabajo, de museos, de una película que están  punto de estrenar , de viajes y de algún que otro cotilleo. Después de cenar dieron un paseo por el centro y más tarde la llevó a casa donde hicieron el amor apasionadamente . Al terminar él le acarició el pelo, se acercó a su rostro y le susurró con voz dulce :

-          “ Te amo y siempre te amaré”

Ella sonrió y comenzó a besarle en los labios. Se sentía como en una nube. Estaba feliz, estaba enamorada.

Su mente vuelve de nuevo a aquella habitación iluminada solo por los  rayos de la luna; y no puede contener las lágrimas que ya han comenzado a discurrir veloces por sus mejillas.  Llora porque le gustaría que el amor fuera fácil. Porque le gustaría ser más fuerte. Porque le gustaría sentir lo que ya no siente, y amar como antes había amado. Porque le gustaría volver amar. Porque quisiera  volver a ser feliz.