La tormenta ( parte 1 )

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La tormenta

Ese ruido me despertó, era la puerta, afuera se escuchaba una tormenta como si se fuera a caer el cielo, confuso por la lluvia pensé que era mi imaginación, pero una vez más el timbre rompió el sonido del agua contra la ventana.

Anduve por el pasillo, arrastrando los pies hacia la puerta, mirando mi reloj, con la vista borrosa, acerté a ver las agujas, las 3 de la mañana..

-Pero que demonios? Que horas son estas?.

Refunfuñando mientras giraba las llaves y abría la puerta.

-Espero que tengas un buen motivo para...

-Eh, perdona

- Pe.. Pero que haces aquí? Qué ocurre?

Paula era ese alguien, ya sabes todos tenemos a ese alguien, esa persona que por mucho que la conozcamos o pasemos tiempo con ella te pone nervioso solo con su presencia, y si, Paula estaba en mi puerta.

Cuando encontré el camino de vuelta de su profunda mirada de color madera, pude contemplar que venía calada, le debía haber cogido la tormenta, llevaba un vestido verde hasta la mitad del muslo, completamente pegado a su cuerpo por el agua, su piel brillaba, por la poca luz que entraba por el pasillo y de su pelo echado hacia un lado de su cabeza caían unas pequeñas gotas de agua.

-Jose, me escuchas?

- Perdona, si, qué ocurre?

-Mi coche, está abajo, debe haberle entrado agua en el motor, hace un ruido rarísimo, me ha dejado tirada cuando volvía de la ciudad

- Bueno, pasa no te quedes ahí.

Pasando por mi lado, pude ver el borde de encaje asomando por encima del vestido, pequeñas gotas cayendo por su pecho, y sentir ese olor a vainilla que me la transportaba a mi imaginación cada vez que la huelo, se giro sonriéndome...

-Tienes algo para esto?. Me dijo mientras señalaba su cuerpo mojado.

-Eh como?

-Que si me puedes dar algo para secarme bobo, no me ves?

-A si claro, quieres darte una ducha? Tengo la bañera recién instalada.

Le dije mientras me giraba y encendía la luz del baño.

-Pues claro que quiero, no me ves como vengo? Y dando un giro de cabeza me dio con su pelo mojado en la cara, cerrando la puerta y dándome en los morros.

El agua de la lluvia golpeaba el cristal, y la ducha sonaba como una cancioncita que imaginaba salir de sus labios carnosos.

-Joseee! Se escuchaba a Paula desde el interior del baño.

-Que pasa mujer? Son las 3 de la mañana no grites.

-Como pretendes que me seque? Recuerdas? Eso era lo que quería .

El albornoz, estaba en la habitación de cuando me duche aquella tarde, me acerque al armario del pasillo, alargando el brazo cogí una de las toallas grande, pero, al sacarla decidí cambiarla a una más pequeña y fui hacia la puerta, con dos pequeños golpes llame y abrí una rendija.

Al hacerlo pude ver atreves del espejo el lateral de su cuerpo, su pecho apenas asomaba por la mampara entreabierta.

-Toma, aquí tienes una toalla boba, y algo de ropa, no esperaras que tenga un camisón de mujer jajaja.

-Que tonto estás, dámela que no puedo salir, está el suelo mojado, me voy a matar.

Me decía mientras asomaba su cabeza y regalándome una sonrisa haciendo perderme otra vez.

-Gracias… Gracias he! Qué esperas? Se me secar solita eh!. Me decía guiñándome un ojo mientras metía su cabeza en la mampara y veía la tela blanca de la toalla doblarse en su cuerpo.

Salí de allí nervioso, la sangre pasaba por mis venas a ritmo frenético, fui a la cocina y cogí una taza de café caliente que había dejado preparando mientras se duchaba. La puerta se abrió, del baño salía vapor y apareció un tobillo, seguido de una pierna, mis ojos recorrieron cada centímetro de ellas hasta llegar al muslo, la toalla apenas cubría hasta el final de su culo.

-Que clase de broma es esta? Como se nota que eres tío de verdad, me has dado una toalla de pelo,

-UY! Yo que se! Yo me seco con cualquier cosa.

-Anda sácame otra que me seque la cabeza, o me vas a tener metida aq1ui una semana jajaja.

Ojala! Pensé yo, mientras me dirigía al armario y cogía la toalla grande que había apartado. Volví a la habitación y ella estaba de espaldas, con esa toalla blanca milimétrica, y bebía un sorbo de café mientras su mano apretaba su cuello apretándose.

-Que ocurre? Estás bien?

-Si es que me he hecho un poco de daño saliendo del coche, había un charco enorme.

-Espera

Deje la toalla en la mesa de su lado y deslice mis manos sobre su cuello, apretándole suavemente donde se quejaba. Mis dedos daban círculos y ella movía su cabeza hacia atrás aliviándose. Las vistas eran preciosas, su canalillo, su pelo recogido y mojado, su piel...

-Maldita tormenta.Dijo mientras tiraba su espalda hacia atrás y la pegaba a mi pecho, mi corazón latía con fuerza, notaba las pulsaciones hasta en la llena de mis dedos.

Movió la cabeza hacia atrás y la puso apoyada en mi hombro, mientras levantaba su mano acariciándome la barba.

-Sabes?

-Que? Le dije yo, observando sus parpados, cuando abrió sus ojos marrones y mirándome a los ojos me dijo.


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