Una estrategia que salió bien

Por
Enviado el , clasificado en Adultos / eróticos
18517 visitas

Marcar como relato favorito


Cuando llegamos a la barra, se sentó en una banqueta, pidió un par de minis de cerveza y esperamos.

--En serio, siento de veras haberte empapado –Y vaya si lo sentía. En aquel momento mis pantalones eran una jaula demasiado pequeña para lo que guardaban.

--Ya te he dicho que no pasa nada. Ocurre a menudo –Y su sonrisa volvió a causarme una laguna mental de quien sabe cuanto tiempo.

--Oye, yo… --¿Qué coño estaba haciendo? –joder, eres preciosa. Y que cuerpo…
Para mi sorpresa, no me miró con desprecio y volvió con su gente. Se mordió el labio inferior mientras me miraba y dijo: “Tú tampoco estás nada mal”. Entonces la besé. No sé que clase de poder superior estaba tirando de mis hilos, pero lo hice. Y a ella pareció gustarle.

Mi lengua buscó a la suya, y se fundieron en una danza desesperada, que solo era el preludió de lo que vendría después. Me cogió por la nuca, y apretó aún más mi boca contra la suya. Estaba sedienta, y yo era su oasis en el desierto.
Yo ya no sabía donde estábamos. En la realidad, en una sala Heavy escuchando un concierto de Arch Enemy. En mi cabeza: en mi cama a punto de follar.

La metí la mano bajo la minifalda y la acaricié el coño por encima de las bragas. Estaba caliente y, Oh-Joder-No-Puede-Ser, tremendamente húmeda. Así que, ni corto ni perezoso, retire un poco las bragas e introduje mi dedo corazón en el paraíso carnal que se me ofrecía –o que al menos no se me negaba--.

Ella gimió contra mi boca y me mordió la lengua con lascivia. Mi dedo entraba y salía a un ritmo constante, aunque pronto fueron dos los dedos que la exploraban. Notaba el índice y el corazón cubiertos de ella, y eso me excitaba aún más.

La chica apretó la mano que tenía libre (puesto que la otra seguía en mi nuca) contra mi erección, y la acarició con fuerza en movimientos ascendentes y descendentes. Yo estaba que me iba.

Y así transcurrieron un par de minutos más, hasta que de repente ella me agarró la polla con fuerza a través del pantalón, me mordió el labio inferior, y soltó el gemido más sexy que he oído en toda la vida.

Saqué mis dedos de su interior, la coloqué las bragas, y luego me llevé esos dos dedos a la boca delante suya, para saborearla. Joder, que cachondo estaba. Los dos queríamos más. Así que quedamos en avisar a nuestros colegas de que “desapareceríamos un rato más”, y vernos en cinco minutos en el baño.
Pero eso, os lo contaré otro día.


¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales

Denunciar relato

Comentarios

COMENTAR

(No se hará publico)
Seguridad:
Indica el resultado correcto

Por favor, se respetuoso con tus comentarios, no insultes ni agravies.

Buscador

ElevoPress - Servicio de mantenimiento WordPress Zapatos para bebés, niños y niñas con grandes descuentos

Síguenos en:

Facebook Twitter RSS feed