Vivo en amarillo castillo,
encerrado y sin brillo.
altas paredes impiden siquiera,
ver las otras ventanas,
con su tristeza por fuera.
Seis patios tiene distinto,
uno central con grande fuente,
otro, escondido entre altas murallas,
otro cultivando un naranjo con luces de oriente.
En ellos solitario juego,
he aprendido a ser compañero de la tristeza,
hermano de la melancolía
y amigo de la soledad.
En mi mundo amarillo,
mundo que me vino a encerrar,
no tengo invitados,
ni a quien convidar.
Es la ceguera, que me vino a dar,
cuando mis años ya no podía
siquiera contar.
En los distintos patios
de mi castillo amarillo,
uno a uno me pongo a jugar,
solo a veces distingo
azules sombras,
vistas débiles, y sólo al pasar.
Nunca encuentro si busco,
nunca veo si me propongo mirar,
sólo me es permitido
sentir a forma de ver,
los tristes colores,
los colores de la soledad.
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