LA CHICA DE LA CURVA
Por Eusebio Efe
Enviado el 03/07/2014, clasificado en Terror / miedo
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LA CHICA DE LA CURVA
¿Montarías en tu coche a una chica que está haciendo auto stop a altas horas de la noche en una siniestra carretera de montaña? Y si lo haces, ¿A que, seguro que te viene a la memoria la historia de la chica de la curva?
Se me había hecho muy tarde ya que me quedé a cenar en el pueblo y tenía que ir a dormir a mi casa de la ciudad. Para llegar tengo que atravesar un puerto de montaña y a esas horas de la madrugada voy solo por la carretera, es difícil divisar ningún coche. Aquella noche era cerrada, sinuosa, aunque clara porque había buena luna. Al salir de un cambio de rasante y antes de llegar a una secuencia de curvas, me pareció otear una figura humana moviéndose. Al ir acercándome, compruebo con sorpresa que era una chica joven, lucía un vestido azul, de cabellos largos y me hacía gestos evidentes para que me detuviera. En aquel momento y en cuestión de milésimas de segundo recorrió por mi mente el recuerdo de la historia que siempre se había oído de la chica de la curva. Enseguida reaccioné. ¿Pero estoy tonto? me dije, si es solo una leyenda urbana. Así que, disminuí la velocidad y al llegar a su altura abrí la ventanilla y le dije: -¿Pero qué haces por aquí a estas horas? ¿Qué te pasa?
-Se nos ha estropeado el coche, estoy con mi hermana, ella se ha quedado allí y yo he empezado a caminar en busca de ayuda -dijo extenuada-. Llevo varios kilómetros andando y menos mal que has aparecido tú, me estaba volviendo loca, por aquí no pasa nadie y no hay cobertura.
Vale, monta, vamos para allí, le echo un vistazo y si no podemos arrancarlo, os llevo a la ciudad y avisamos a una grúa.
Ella se montó en el asiento de atrás, cosa que en un primer momento me extrañó, pero enseguida me di cuenta que era normal, yo solo era un desconocido en una carretera solitaria para ella.
Al principio, se instaló el silencio entre nosotros, ella miraba el paisaje y yo la miraba con intermitencia por el espejo retrovisor, como si le haría una foto cada vez que la observaba. Solo se oía un fino hilo de música que salía de mi aparato de radio. Opté por romper el hielo. ¿Sabes una cosa? Le dije sonriendo, al principio, cuando te he visto, se me ha pasado por la imaginación la historieta esa que se oye por ahí de la chica de la curva.
JA,JA,JA, le hizo tanta gracia que esbozó una amplia sonrisa.
-Podemos probar, me dijo con un tono irónico, Yo te digo que tengas cuidado con la próxima curva que ahí me maté yo, y tu miras a ver si desaparezco.
-Está bien, le dije siguiéndole el juego. Tomé mis precauciones, rebajé la marcha y tomé la curva muy despacio. Sin más, el espejo retrovisor se apoderó de mis ojos, un sudor frio recorrió mi cuerpo, en los asientos de atrás no había nadie a continuación un alarido sale de debajo de los asientos, mi corazón se quería salir de su cuerpo, los ojos de sus orbitas y allí estaba ella otra vez, se había agachado tumbándose en los asientos y partiéndose de risa me repetía, te lo has creído, te lo has creído.
-Que graciosa le dije, me has dado un susto de muerte, he pensado por un momento que eras de verdad la chica de la curva.
-¡Mira! ¡Allí! Luces, Exclamó ella.
-Es verdad, le dije, son sirenas, parece la policía.
Y así fue. Eran dos patrullas de la policía y una ambulancia. Estaban rodeando un coche volcado. Un policía me indica con el brazo luminoso que me orille y me detenga.
-Buenas noches agente. La chica y yo nos dirigimos en busca de un coche averiado le digo-. ¿Qué ha ocurrido aquí? Un accidente por lo que veo.
Así es, me contesta el agente. Ha ocurrido un grave accidente. Hay dos chicas muertas. Y, usted, ¿de qué chica me habla? Viaja usted solo, caballero. En el coche no hay nadie más.
Eusebio efe.
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