El bar Route 13 se encontraba abarrotado de gente. En una vieja y enorme gramola sonaba una animada canción de Chuck Berry, mientras algunos jóvenes sonrientes y rebosantes de felicidad bailaban al son de esta. En la sala de juegos, se podía escuchar el estrépito de las carcajadas de los muchachos al jugar al billar o a la diana. En la barra, las camareras no paraban de sonreír mientras servían las copas a sus animados clientes. Todos parecían estar contentos. Embriagados de una extraña alegría y felicidad, que era absorbida de inmediato al entrar por la puerta de Route 13.
Sin embargo, a Richard le era imposible poder disfrutar de esa alegría eufórica y generalizada que se gozaba en el estridente bar. Sus ojos de color azul intenso, miraban con profunda tristeza a un vaso de wiski medio vacío mientras intentaba con bastante dificultad, que sus lágrimas no comenzaran a discurrir por su cara . Se sentía hundido, abatido, e incrédulo ante su repentino despido en la gran agencia de cobros Erickson. ¿Cómo habían osado despedirle?. Había estado trabajando durante diez largos años como un mulo, para ineptos y exigentes jefes. Estancado en un mismo puesto año tras año , adherido a la vana esperanza de que sus constantes esfuerzos llevarían a un muy pronto ascenso. Un ascenso que jamás pudo disfrutar en la agencia Erickson.
De un sorbo, Richard terminó su copa de wiski. Seguidamente pidió otro a una bonita y simpática camarera de ojos castaños y cabellos rojizos , quien se lo sirvió de inmediato con una amplia y radiante sonrisa. Richard, intentó devolvérsela , escondiendo su evidente tristeza, y aunque no supo si finalmente consiguió que sus labios dibujaran algo parecido a una sonrisa, la camera le respondió con un pequeño y sexy giño.
Comenzó entonces a beber de su nueva copa . Seguidamente encendió un cigarrillo.
- Tabaco y alcohol , lo mejor para ahuyentar la tristeza pensó mientras se pasaba con resignación una y otra vez las manos por la cabeza -.
Richard, siguió bebiendo y fumando, ajeno a todo lo que le rodeaba. Su mente no percibía aquella música ni aquellas risas, ya que en su cabeza, solo había sitio para un único pensamiento :
- ¿ Por qué a mí?. ¿ A caso no hice todo lo posible para complacer a esos cabrones?".
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