Sangre de galo (II parte)

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Pasada una semana, en la cual Gended entrenó a su ejército y recabó más información del enemigo gracias a la buena relación que mantenía la aldea con los druidas del bosque, los cuales tenían técnicas arcaicas para espiar a todo aquel que se hallase próximo, Gended se dispuso a preparar el asalto al campamento de Dedatium.

Uno de los druidas, conocido por el nombre de Maiousth, le entregó un amuleto en forma de águila y le aseguró que le daría la suerte necesaria para salir victorioso, aunque no podía asegurarle que volviera con vida, lo cual le desconcertó en cierta medida, pero rápidamente olvido aquel comentario y se concentro en su plan de ataque.

Pensó en realizar tres ataques consecutivos por diversas zonas de la siguiente manera: él y su ejército atacarían el campamento por el norte, otro general atacaría por el este y Gounde por el sur, dejando tan solo la zona oeste libre, pero esta sería finalmente atacada por los tres ejércitos una vez hubieran arrasado las otras zonas, no dándoles oportunidad de escapar, pues allí se encontraba Gneo Sempronio Lucio y Gended clamaba venganza.

El ataque era esperado por los romanos, los cuales solicitaron refuerzos, pero la astuta maniobra de Gended hizo que el primer grupo de romanos pereciera antes de que llegase el segundo y de esa manera rápidamente les derrotaron sin apenas ocasionarse bajas en el ejército galo.

Algunos soldados romanos del segundo grupo sobrevivieron y huyeron, pero el ejército de Gneo estaba completamente masacrado, excepto el propio general que sobrevivió y se dirigió hacia Gended para hablar con él. Con gran dificultad hizo un enorme esfuerzo por pronunciar la lengua del galo y le dijo—:

—Te reto a un combate a muerte. Si ganas los supervivientes se comprometen a negociar con nuestros superiores para no atacar nunca más Gestatiorum, pero si pierdes todo tu pueblo será arrasado y las mujeres y niños vendidos como esclavos.

Gended dudó aquella proposición y se sintió obligado a comentarlo con Gounde y con todo su ejército. No obstante, todos confiaban en la victoria de Gounde y a pesar de poder ganar sin necesidad de librar aquel combate, comprendieron que era una buena forma de asegurar la resistencia de Gestatiorum, por lo que instado a aceptar, Gended no se negó y le dijo—:

—Yo soy Gended, antiguo agricultor de Gersellaya, hijo de un antiguo guerrero que aseguraba tener parentesco con Vercingétorix, caudillo galo y yo juro que acabaré contigo por la sangre que derramaste en mi pueblo natal, prepárate a morir.

—Será un placer destripar a una rata tan audaz.

—Pero el combate no se disputará aquí, es preferible librarlo en las colinas rocosas próximas al bosque de los druidas.

—Tú eliges galo, para mi es indiferente.

Ambos se desplazaron al lugar acordado y tras echarse miradas de odio mutuamente, decidieron empezar el combate. Sus caballos se alzaron y ellos empuñaron sus respectivas espadas para atacar, produciendo un choque de armas tras otro, hasta que definitivamente Gneo logro herir de muerte a Gended al perforarle el estómago, gritando este—:

— ¡AGGGGGGRRRRRRR, NOOOO, NO PUEDO, NO PUEDO!

— ¡Grita, grita miserable, que nadie oirá tus quejidos!

Gneo se dispuso a rematarle intentando atravesarle el corazón, pero Gended paró el golpe con su escudo y ante el segundo intento rabioso de su rival de acabar con él, Gended lo frenó con su espada y aprovechó la ocasión para atravesarle el pecho a Gneo, al grito de—:

— ¡POR LA GALIA!

 Gneo Sempronio Lucio ahogando un grito de dolor pronunció—:

—No, no puede ser, esto no tendría que acabar así.

Instantes después cayó al suelo muerto y Gended contento exclamó—:

— ¡Bien, por fin he vencido!

Poco después al intentar avanzar a caballo pidiendo auxilio cayó al suelo y se arrastró pensando en la mujer a la que había dejado embarazada y en la posibilidad de que los romanos no cumplieran la promesa de Gneo, por lo que vio en su hijo la esperanza de la Galia, aunque esta probablemente fuese conquistada antes de que su hijo fuese lo bastante mayor como para blandir una espada.

Gounde y su ejército se aproximaron rápidamente al lugar y trataron de auxiliar a Gended llevándole junto a los druidas, pero este falleció antes de llegar, dándole tiempo tan solo a pedir a Gounde—:

—Amigo, si de veras me apreciáis os pido que cuidéis de mi hijo y de su madre, es esta mi última voluntad.

—Descuida, eso no tienes ni que decírmelo amigo mío, tu hijo estará en buenas manos, haré de él un valeroso guerrero—le respondió Gounde desolado por la inminente muerte de Gended.

—No esperaba menos de ti—pronunció instantes antes de espirar, contento al menos por haber cumplido lo que había jurado a su pueblo.


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