Las cuatro menos cuarto. Hace punto Josefa en la mecedora del salón. A su lado Lorenza la del dicho la acompaña como todas las tardes. Fuera otoñea y hace fresco. Apetece la toquita por los hombros.
Las dos mujeres simultanean sus movimientos. Suena en la televisión muy bajita una novela venezolana. Las gafas ligeramente caídas, muy concentradas en la labor, el movimiento de brazos hace mecer ligeramente sus cuerpos.
En ese momento Luis Rodolfo, el galán, está repudiando a Belinda María en una de las escenas álgidas del serial. Ambas mujeres levantan miméticamente la vista y la llevan a la pantalla, las agujas se paran.
- Entonses, ¿me repudias Luis Rodolfo?. Pregunta Belinda María con angustia.
-No es que te rechase Belinda María es que calla el galán y hace una pausa.
- ¿Nesesitas tiempo?. Insiste Belinda María desesperada.
- No es eso mi amol es que estoy casado y tengo dos niñitas sieguitas las dos confiesa Luis Rodolfo al fin.
Las bocas de Josefa y de Lorenza se abren al unísono y sus ojos quieren salirse de sus respectivas cuencas. - Date cuenta- acierta a decir la biencompuesta.
En la tele, Belinda María llora con estrépito y sobreactuación sobre uno de los cojines del sofá modelo Luis XIV:- Me engañaste Luis Rodolfo, no eres trigo limpio ni digno de mi persona.
Asienten las dos telespectadoras.
Luis Rodolfo levanta digno la cabeza y carraspea dispuesto a rematar la faena:
-Lo peor Belinda María (hace una pausa larguísima que acompaña con una mueca de puchero) ¡es que somos hermanitos de madre!. Sentencia y sale del cuarto a la carrera dando un portazo. Tiembla todo el decorado.
- ¡Qué afrenta!. Exclama Lorenza la del dicho,piensa mal y acertarás, ahora a enemigo que huye, puente de plata y mejor sola que mal acompañada, que por el humo se sabía dónde estaba el fuego, hay más flores en el campo... ¡anda que no!.
Ajeno al drama dormita tío Antonio Chirimías en el sillón orejón. Le han sentado bien los garbanzos y los cuatro vinos que se ha tomado en la tasca de Juan el chispa. Tapaditas las piernas con la falda de la camilla. El belfo relajado. La boca abierta. Fuera de su sitio, amenazante, la dentadura. De vez en cuando emite un ronquido que provoca el chasqueo de boca de su mujer- ¡Antonio!,le grita,¡cierra la boca que parece que noh vah a mordé!.
El sonido del teléfono interrumpe el momento. Despierta Chirimías sobresaltado. Se incorpora con dificultad medio dormido y, a duras penas, alcanza la mesita. Descuelga.
-¡Aló!, mi nombre el Esperansa Lusía de las Nieves y le llamo de Trolafone, ¿con quién tengo el plaser de platicar?.
Mira tío Antonio a la tele y piensa para su adentros: - ¡Pero si hablan iguá!. ¿No estará dormido aún?.
-Antonio soy, pa servile contesta al fin.
- Le llamo para ofreserle en promosión un nuevo producto muy ventajoso la chica habla y habla sin parar; calla discreto Chirimías.
Para entonces ya ha engurruñado el gesto Josefa la biencompuesta como inquiriendo, a los pocos segundos pregunta en voz baja: - ¿Quién eh?. La calla tío Antonio con el gesto; pone la mano en el teléfono para que no se oiga: -¡Calla mujé que eh conferencia !.
- Don Antonio, ¿sigue usted ahí?.
- Sí señorita.
- ¿Es usted el titular de la cuenta?.
Ríe con ganas tío Antonio:- no señorita, yo aquí soy el suplente, la que eh titulá eh mi mujé que juega siempre
- ¿Sería tan amable de desirme cuál es su compañía?.
Se queda Chirimías pensando la respuesta, duda, al poco tiempo reacciona:
- Ahora mismo la compañía que tengo es la de la Lorenza la vecina y la mi mujé, la Josefa.
- ¿Me pondría usted con la señora, si es tan amable?. Pregunta la operadora.
- Mire usté señorita, que le vuelvo a repetí que ehtoy con la Lorenza y con la Josefa, que aquí no hay señora ninguna...
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