Demetrio Berros, artista(y 3)

Un buen día el viejo Dante decidió mostrar a sus paisanos en una exposición en la Casa de la Cultura sus creaciones más significativas. Fue Román el lisenciao, como municipal del pueblo,  el que le echó una mano en el montaje de manera, a veces tan torpe, que tuvo que indicarle el propio Dante la posición correcta de sus peculiares cuadros:

-         La mancha negra hacia arriba. Decía después de carraspear el autor.

-         A vé, ¿Qué se yo?. Se justifcaba el lisenciao.

En pleno montaje estaban cuando entró tío Antonio Chirimías, alertado por la curiosidad que le produjo que estuviera abierta la Casa de la Cultura:

-         ¿Qué hacéih?. Preguntó después de saludar a los dos hombres.

-         Ya ve usté, mohtrando el arte a loh paisanoh. Contestó orgulloso el lisenciao.El saber no ocupa el hogar.

-         ¿Qué arte?. Preguntó tío Antonio, que no veía en los lienzos nada más que trazos sin sentido y manchurrones aleatorios.

Se acercó Chirimías a las cartelas de los cuadros y empezó a leer con difcultad:

-         “Muchacha con sombrero de copa y puro”. Cubismo. ¿Aónde ehtá la muchacha?, ¿aónde ehtán loh cuboh?.

Tragaba saliva Demetrio el artista, consciente de la inutilidad de cualquier comentario que hiciese.

-         Usté no entiende el arte extracto, tío Antonio, salió al paso Román,quédese con el conceto, no con lo que se ve…

-         “Certeza”. Leyó tío Antonio y miraba con perpejlidad la obra compuesta por grandes manchas de color.¿Y ehto?.

-         Eso es churretihmo, tío Antonio,  ¿no ve usté loh churreteh?. Dijo con suficiencia el municipal..

A estas alturas Dante, Demetrio Berros el hijo del mulero, se había ido al otro lado de la sala incómodo con las preguntas.

-         ¿Qué hah pintao aquí, Demetrio?. Preguntó a voces Chirimías.

-         Pinto lo que pienso, tío Antonio. Se justificó el artista.

-         Poh eh una láhtima grande que no pienseh primero en lo que aluego vah a pintá…