El viento impactaba de manera más violenta sobre Daniel. El aire era mucho más tangible, mucho más frio. Esta corriente de aire, similar al frio que desprendía el nitrógeno de la refrigeración del motor de Viky, lo transportaba de vuelta a su garaje. Viky desde hacía varias semanas había presentado fallas en el enfriamiento del motor, y solo hasta hace tres días que Daniel había considerado el uso de nitrógeno, logro solucionar el problema y así volver a viajar con la regularidad de antes.
El canto de las aves era más claro, más nítido. La intensidad de este sonido era la más fuerte que había escuchado hasta ahora. Mientras más tiempo caminaba por el lugar la cantidad de aves parecía aumentar y su canto lo envolvía cada vez más. Para evitarse problemas con sus tímpanos sabía que debía encontrarse pronto y regresar lo más rápido posible.
Parecía caminar sobre un suelo más duro. Al parecer la superficie de este lugar era de un material más compacto que el cemento, aunque el sitio bajo ninguna otra circunstancia pudo haber sido construido de otro material. Todavía no había viajado tan lejos para que cambiaran en el entorno factores como este. Después de varios minutos logro encontrarse junto a Viky, finalizando los últimos detalles en la reparación del sistema de refrigeración y listo para partir.
Cuando sacó el arma de su bolsillo noto un leve aumento en el peso de esta. Este cambio ya le era familiar, ya lo había notado en anteriores viajes. Tal como la experiencia lo indicaba, los factores físicos más importantes tales como la gravedad o el sonido eran los primeros en variar. Daniel sentía que se sus pasos se efectuaban bajo cierto grado leve de resistencia y que su cuerpo se hacía ligeramente más pesado.
El garaje como era regular estaba abierto. Se preguntó cuándo llegaría al sitio donde este estuviese cerrado. Camino un poco más rápido y se detuvo justo debajo de la puerta; allí apunto a la cabeza de Daniel, conto hasta tres y disparo. Saco su libreta y tacho el número 11.
Para llegar a su Viky debía caminar hasta el patio de su vecino, quien a esta hora se encontraba trabajando. Todavía faltaban muchos viajes para que este factor cambiara y su vecino no fuera a trabajar ese día, así que en otro momento se preocuparía por el lugar donde debía estacionar a Viky. Entro a la máquina, la encendió y en un segundo regreso a su garaje. El viaje no tuvo inconvenientes y eso lo aliviaba. Aunque conservaba la idea de ser el Daniel original, habitante del universo número uno, sabía que existía la posibilidad de que en otros universos el viaje se adelantara y fuera él quien terminara asesinado. Pero ese todavía no era el caso. Por el momento, debía ocuparse de su seguridad siendo el primero en tomar la ofensiva y asesinarse en otros universos para no ser asesinado. Lo que había comenzado accidentalmente en su primer viaje al universo dos, debía terminar así en otros universos para que otros no tuvieran la oportunidad de hacer lo mismo en su universo. Apenas había comenzado, solo iba en el universo 11, aún le restaban todos los próximos días de su vida hasta que se encuentre con la muerte, que espera sea por causas naturales.
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