Javier y Juana su asistenta 2

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Barcelona 1604, fui recibido por el capellán, responsable de conservación padre Pedro, buenas tardes nos de Dios joven, hace días que esperábamos su llegada, dijo el padre Pedro, nuestro maestro en campanas el hermano Fermín esta enfermo y el sustituto hermano Tomas no cumple con la formación necesaria, es por eso que pedimos a vuestro maestro tu cesión, aunque eres muy joven, tus referencias te preceden, has ganado varios retos de tocar campanas por Navarra y Castilla, por eso nuestra confianza. Ven acompáñame a tu aposento, el aposento en cuestión ocupaba dos espacios, y un patio pequeño, el primero era una gran estancia y cocina, con dos grandes mesas y una cama en un rincón tapada con una cortina, más una despensa con una pequeña cama para la sirvienta, en la otra estancia estaba el taller con herramientas necesarias y dos literas hecha de maderos para cuatro personas, tapadas con un gran biombo de mimbre, este será tu aposento y de tus ayudantes, hasta que oficialmente se te nombre maestro si lo mereces.

Mi tarea diaria consistía en tocar todos los servicios, fiestas y toques de prevención. Con dos ayudantes, más Juana una joven como asistenta de Badalona. Nada mas presentarnos, a Juana se le iluminaron los ojos, por el maestro tan joven que llego, con 23 años y en plenitud física, fuerte y bonita atraía las miradas de todos los varones, que se cruzaban con ella, estaba casada con un hombre que se dedicaba al curtido de la piel y pasaba grandes temporadas fuera de casa, ya en sus primeros días de trabajo Juana hizo los primeros intentos por seducir a Javier, sin embargo era dura y distante con los demás, algunos días acudía a su casa andando o en algún carruaje de gente conocida, por los habitantes de la Catedral, los demás días dormía en la despensa sobre un catre y unas mantas, después de una semana debido al calor. Vi como ella estaba dormida en una silla junto a la ventana, una pierna suya yacía colgada y la otra apoyada en otra silla, con el reflejo de la ultima llama de una vela, contemple la redondez de su muslo de inmediato el miembro se puso rígido…más de 15 días, desde la ultima vez con Begoña y con el recuerdo de ella estaba que iba a reventar de deseo.

 Con la boca seca por la ansiedad de sexo me levante a por una jarra de agua, llevaba solo una camiseta que no lograba tapar mi pene rígido del deseo, a volverme la encontré sentada en la silla mirándome y pregunto te pasa algo. Le conteste que tenía sed…solo? me dijo mirando la rigidez de mi miembro, por eso estas así me dijo. Mira Juana conteste yo en mi pueblo estoy comprometido y tu casada. Javier es cierto que estoy desposada, pero mi marido corre por muchos pueblos y yo paso temporadas sola, aguantando como puedo y desde que te he visto no se que me pasa, pero me muero por estar entre tus brazos, diciendo esto se puso en pie y pude contemplar toda su figura casi desnuda, por el trasluz del fuego y el fino camisón, se me hizo un nudo en la garganta y casi sin darme cuenta estaba buscando sus labios, tan deseados desde que la vi, aunque quería apartarla de mi pensamiento, mi deseo era mas fuerte, la llevé en voladas a la despensa cerrando la puerta.

 Allí acometimos los mas inconfesables momentos de sexo, Juana me quito la camisa y besando mi torso acariciando mis genitales se agacho ante mi iniciando algo inaudito para mi, dando besos a mi dilatado prepucio masajeado con sus labios el miembro en toda su extensión, intentando mantener mis testículos cogidos con una mano cosa impensable, para sus pequeñas y suaves manos, con la otra intento guiarla hacia el interior de su boca succionando y lamiendo sin cesar mi glande me llevo a disfrutar como nunca en mi vida. Pasando mi mano por su nuca me aferre a su pelo entrelazado a mis dedos, atrayéndola suavemente inicie un delicado mete saca que me transporto, al mismo éxtasis de la ultima vez con Begoña, con una fuerte contracción tuve el primer orgasmo de esa corta noche.

 

Ella loca por el deseo, se tumbo en la cama para que la tomara y recordando de nuevo a mi amada Begoña, baje dando besos sobre toda su epidermis, saboreando su lindos pechos adornados por dos generosos pezones, duros de excitación la hicieron gemir de gozo con mis caricias y lamidas insistentes. con la mano estaba acariciando dentro de sus abultados labios vaginales, su prominente clítoris, abultado por la calentura de esos instantes, aferrándose a mi cabeza tuvo su primer orgasmo…casi sin dejarla recuperarse del estimulo sufrido, me encontraba entregado a lamer toda su parte intima, un perfumado néctar agradecido y abundante de su reciente venida, me recibía suave y limpio como si hubiera sabido lo que iba acontecer esa noche, mis caricias la envolvieron en un estado de excitación constante, sus gemidos no cesaban y uno tras otro sus orgasmos eran incesantes, habiendo probado un sin fin de figuras sexuales casi extenuados de cansancio me vine dentro de ella por tercera vez, estando de a cuatro y sacando mi miembro la golpee en sus glúteos mientras le dije…la próxima te cogeré por detrás y caí sobre ella roto por el cansancio, Juana agradecida y entregada se durmió soñando con un nuevo encuentro.


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