Denunciar relato
Si cualquiera de esos días,
en los que sufrí de encierro,
tras los barrotes de hierro
de las cárceles más frías,
me hubiesen abierto heridas
de los pies a la cabeza,
te aseguro con certeza:
me habría dolido menos
que aquellos gritos obscenos,
que aún no borra mi cabeza.
Quiero aprender a olvidarte
con la pasión que te quise,
que mi frío decomise
hasta las ganas de odiarte;
si primero quise amarte
hasta el final de mis días,
pensando que morirías
por seguir enamorados;
hoy ya eres algo en pasado
ya atisbo el cambio de vías.
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