No siempre fui tan feliz,
¿Sabes?
Hubo un tiempo que no lo fui
y otro en el que lo fui más.
Un tiempo en el que
te llevaba al andar,
arropada,
en el bolsillo izquierdo
de la camisa.
En mi corazón,
tu corazón,
nuestro corazón.
Tu aguantabas las paredes,
en mi habitación se caían,
y tu las aguantabas,
y yo me reía.
Me cambié de camisa,
me hiciste quitármela,
pasaste de mano en mano
pero ninguna era la mía.
Todos hablaban,
hablaban de ti,
y yo no hablaba de nadie,
y con nadie me fui.
Fui feliz
un tiempo
cuando pensaba que
me querías.
Cuando no tenía prisa,
te oía reír.
Te podía haber acompañado
en silencio,
a tu lado,
a tu lado y en silencio.
Podía haber malgastado,
malgastado mi talento,
y mi suerte,
y mi amor,
si es que lo tenía,
y descubrir,
descubrir mundos nuevos,
nuevos y viejos.
Pero yo tenía miedo,
miedo a quererte,
miedo a no sufrir.
Si, miedo a no sufrir,
y a ser querido,
sin haberlo merecido.
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