La cabaña en las montañas

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Te amo Ceci… Así fue como terminamos fundidos en un apasionado beso que cerraría todo lo que había pasado esa noche.

¿Qué había pasado? ¿Quién era Ceci? ¿Cómo comenzó todo? Hay que retroceder un año para que conozcan toda la historia y ver cómo terminamos ahí.

Ceci es la mujer más linda que jamás hayan visto, es de tez blanca pero bronceada, cabello largo de color negro, a la vista es impactante ya que no tiene la estura promedio de un chica mide más de 1.80, posee unos ojos hermosos y penetrantes color marrón, un cuerpo bien formado aunque sus pechos no son de gran tamaño, su sonrisa te arranca suspiros y su personalidad de coqueta, sexy, tierna, dulce, divertida, sencilla, inocente y segura la hacen la mujer más atractiva del mundo.

La conocí en la universidad hace un año, desde que la vi supe que era especial, no solamente porque destacaba de entre las demás sino que tenía algo en ella que me quitaba el sueño y hacía suspirar, y me enamoré de ella al instante.

Era su último año en la universidad y me dediqué en cuerpo y alma a conquistarla. Cuando llegó el día de su graduación yo le tenía un regalo que había planeado con mucho esfuerzo, dedicación y anticipación; Ceci era una mujer aventurera y sabía que le gustaba escalar montañas, esquiar en la nieve, llegar a la cima y observar el paisaje… Mi plan era sencillo pero romántico, pasaríamos el resto del día en una cabaña que se encontraba en la base de la montaña, era un día nevado así que encendería la chimenea para que el fuego nos calentara mientras disfrutábamos de la cena que le había preparado y finalmente…

Después de la ceremonia de graduación nos pusimos en marcha para llegar a la cabaña, recuerdo que ella todavía traía puesto su vestido de graduación, era un vestido blanco de espalda descubierta y con encaje que la hacía lucir la mujer más hermosa del mundo, la sonrisa de ella era como ver al sol directamente, te deslumbraba. Estaba ansiosa y entusiasmada por ver la sorpresa que tanto le había preparado.

Llegamos a la cabaña alrededor de las 7 de la noche, delante de nosotros estaba la cabaña cubierta de nieve y por detrás observábamos la puesta de sol; salí del auto y me dirigí a su lado para abrirle la puerta y cargándola entre mis brazos la llevé hasta la cabaña. Nos detuvimos en el umbral de la puerta donde la besé y le dije cuanto la amaba y que le esperaba una velada encantadora. Ella me devolvió el beso apasionadamente y por sus ojos desbordaban lágrimas de felicidad, estaba maravillada con la ocasión.

Lo primero que hice fue encender el fuego de la chimenea, a pesar del frío que nos envolvía, en la cabaña el ambiente era cálido, apasionado, embriagante, dulce... Al calor de las llamas compartimos unos momentos apasionados donde nuestros besos no parecían tener fin; tuve que utilizar todas mis fuerzas para separarme de ella, le dije que antes le tenía preparado algo más, la besé en la frente y me alejé hacia la cocina donde me dediqué a cocinarle su platillo favorito.

Nos sentamos a la mesa, con el calor de la chimenea, la luz de las velas, el aroma de la cena, el sabor y esencia del vino y la compañía de Ceci. Aquella noche tenía que ser la más especial de nuestras vidas y todo hasta ese momento apuntaba a que iba a terminar en una noche perfecta. Disfrutamos de la cena, charlamos, nos reímos, más de una vez nos besamos y después de un delicioso postre terminamos tomados de la mano.

La tomé de la mano, se levantó y le coloqué una venda en los ojos y le dije que confiara en mí, nos fuimos hacia la habitación y en la entrada nos detuvimos y le retiré la venda, ella se llevó las manos hacia la boca después de soltar un grito de sorpresa entremezclado con felicidad; la habitación era completamente de madera y el piso estaba cubierto de pétalos de rosas, había velas aromáticas alrededor de la cama, las ventanas cubiertas de escarcha, una luz tenue iluminaba la habitación y la pista de “Can you feel the love tonight” resonaba en las paredes de la habitación.

Entre besos, abrazos y caricias nos movimos hacia la cama. La recosté en la cama mientras le cantaba al oído y besaba su cuerpo bajando desde su cuello, siguiendo la silueta de su cuerpo. Nos desnudamos mutuamente mientras recorríamos el cuerpo del otro con nuestras manos. Me tomó de la mano y me susurró al oído que la siguiera, me llevó hacia la regadera para que tomáramos un baño juntos, abrió el agua caliente y una vez que estuvo a la temperatura adecuada dejó que el agua recorriera su cuerpo. Detrás del cristal se ocultaba su hermoso cuerpo, el vapor del agua sólo me dejaba divisar la silueta de su cuerpo; así que entre a la regadera junto a ella, y ella por su parte me decía que estaba agradecida por aquel día tan especial.

Salimos de la regadera, nos secamos y nuevamente contemplé su figura, para mí toda ella era espectacular, perfecta, no había nadie más ni podía pedir nada más. De nuevo la tomé entre mis brazos, la apreté fuertemente contra mi pecho y la llevé a la cama. Hicimos el amor lo que cerraría con broche de oro aquel día tan maravilloso que acabábamos de tener. 

A la mañana siguiente me despertó el rayo de sol que entraba por la ventana, a mi lado se encontraba ella con los ojos abiertos, esa mirada que penetraba mi alma, sus ojos reflejaban el amor que ambos sentíamos. Me levanté, acomodé su pelo que caía sobre su cuerpo desnudo, acaricié su mejilla con la palma de mi mano y nos fundimos en un beso sin fin. Finalmente le susurré: Te amo Ceci…


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