La crisis de fe de Don Facundo(1)
La culpa de la crisis de fe de Don Facundo, el cura párroco, la tuvoFelón, el gato negro de Benito el tremendo. Incluso puso al sacerdote al borde de la apostasía.
En mayo fue por mayo cuando hace el calor. Comuniones. En colaboración con las madres y abuelas de los niños que iban a recibir por primera vez a Cristo, organizó don Facundo una modesta ceremonia. Flores silvestres y lazos adornaban el templo por doquier. Ellos de almirante, flequillos al tazón; ellas con trajes de seda satinados, de princesita de cuento, con amplias faldas voladas, modelo imperio, aderezados con encajes, complementos y tocados de dudoso gusto. Los familiares más cercanos asisten al acto, adisantados y orgullosos, desde los asientos más cercanos al altar. Rosarito, la sobrina del cura que vive con él desde hace años, hace sonar un órgano portátil.
Don Facundo se aclara la voz y desde el púlpito se dirige ufano a la concurrencia:
- El secreto divino revelado por la fe es el misterio de la Santísima Trinidad y nos fue transmitido por Jesús; nos dijo que Él y el padre son una misma cosa porque Él es el Hijo de Dios. El Padre, el Hijo y el Espíritu Santo que es su mensajero es un único Dios y trino.Trinan fuera los gorriones en los naranjos cercanos a la iglesia. Sonrió don Facundo complacido por la casualidad.
Mira el cura ahora directamente a los niños por encima de las gafas en un tono no muy convencido:
- La actitud cristiana ha de ser la de amar al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo, que son tres en uno .
- ¡Como el aceite de loh cocheh!. Murmuró Chirimías, que había sido invitado a una de las comuniones.
- Niños: ¡amemos al Padre!, ¡amemos al Hijo!, ¡amemos al Espíritu Santo!.
En ese momento Luisito, el alumno más destacado en la catequesis, abre una cajita blanca con mucho cuidado y de ella sale una hermosísima paloma blanca que, como si se hubiese aprendido el guión, sobrevuela majestuosamente la iglesia ante el asombro de todos y la emoción de don Facundo. Suena el Mesías de Händel en el órgano:
- ¡Hay que vé que bien toca la sobrina del cura el órgano de su tío!. Risas en los bancos vecinos.
Atraviesa el ave en su vuelo el Altar Mayor y después el púlpito y defeca con tanto tino y puntería que el excremento vaa parar a las gafas del cura; éste no puedo contener un exabrupto que suenacomo una rotunda sentencia en el silencio de la iglesia:
- ¡Me cago en tu padre!.
Continúa con su vuelo la paloma y se posa en el alfeizar de un ventanal cercano a la puerta lateral. El instante de aturdimiento del tierno pajarito esaprovechado por el gatoFelón, que surgiendo de la nada, salta sobre la paloma con agilidad felina, la apresa en sus fauces y sale huyendo con el botín como alma que lleva el diablo...(continuará)
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales