A ti, querida,
que sabes que eres imprescindible en mi vida,
que te necesito todos los días,
tan refinada y
con ese nombre tan femenino.
A ti, querida,
que me acompañas en mis viajes,
que das velocidad y energía a mi vida,
que siempre estás ahí en mi camino
y que yo sé dónde encontrarte.
A ti, querida,
que sabes que eres indispensable para guiarme por la vida,
que cada día te valoras más,
que tengo que ir a buscarte de estación en estación
y que otros te utilizan.
A ti, compañera, altanera,
que te elevas diez veces y desciendes una,
que te crees que todo el mundo gira a tu alrededor,
que cada día te valoras más.
A ti, querida,
que otros te utilizan,
que tengo que trabajar duro para mantenerte,
que unos días eres normal y otros súper,
que eres petróleo en bruto,
que enseguida te enciendes y te conviertes en fuego.
A ti,
que sólo te olvido con una bicicleta,
que me tienes hasta los mismísimos.
A ti, perversa,
de ti reniego, maldita gasolina.
(Carta de desamor de un transportista autónomo cualquiera).
eusebio efe.
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