Preocupaciones

Un antiguo proverbio chino dice: si un problema tiene solución ¿Para qué preocuparse? y si no lo tiene ¿Para qué preocuparse? No obstante, debemos plantear una alternativa que al visualizar este famoso dicho puede que no hayamos percibido, si no sabemos si un problema tiene solución o no la tiene, lo cual nos puede llegar a dejar intranquilos, pues no conocer algo puede llegar a ser peor que conocer la más grande de las desgracias humanas.

Por una parte, al no conocer la posibilidad ni el modo de solucionar o no algo, tampoco podemos concienciarnos del resultado y por lo tanto cuando llegue el esperado o inesperado suceso es muy posible que no estemos preparados para afrontarlo por nuestra propia ignorancia, la cual es inherente al ser humano, pues nadie puede presumir de ser experto en todos los campos del saber conocidos y es bien cierto que nadie nace aprendido.

Por otra parte, no existe ninguna persona que ignore todos los problemas y viva una vida completamente templada, exceptuando tal vez a los locos y los filósofos ermitaños que se aíslan del mundo, aunque bajo mi consideración incluso ellos tienen preocupaciones e inquietudes.

En conclusión, tal vez este dicho sea cierto, pero olvida la posibilidad de la ignorancia o desconocimiento de una determinada cuestión y por otro lado no resulta concebible la vida aislada de las dificultades y penurias de los seres humanos que nos rodean.