Unos meses después de mi cumpleaños, Eli y yo nos frecuentábamos y, ocasionalmente, repetíamos lo sucedido aquella noche; nunca me lo pidió, pero yo sabía que tarde o temprano llegaría mi turno de devolverle el favor.
Una noche fuimos a una fiesta y Eli se quedaría a dormir en casa; más tardamos en llegar a mi habitación que en comenzar a besarnos, acariciarnos, desnudarnos una a la otra y meternos en la cama, esta vez, yo sobre ella.
Me levanté un poco para ver su cara, con el rostro sonriente y su mirada, pidiéndome a gritos que la llevara a la gloria; lentamente me acerqué y, después de un breve y tierno beso en los labios, bajé al cuello, acariciando sus senos, pellizcando sus pezones y frotando una pierna en su vulva.
Con boca y lengua, recorrí su cuello, luego el pecho, haciendo una escala para mordisquear sus pezones erectos, continuando después con el ombligo y, al llegar a sus labios inferiores, dude unos instantes, pero ella me tomó de la cabeza y me acercó gentilmente a su sexo, donde coloqué mis labios y traté de besar como ella había hecho conmigo; recorrí toda la entrada de su vagina con la lengua, desde abajo hasta arriba.
El sabor de su sexo era amargo y el olor penetrante, pero podía superarlos respirando por la boca, mas, el sentir sus vellos en la lengua, me provocó arcadas que no pude disimular; Eli notó que era muy difícil para mí; me dijo que no importaba, que no era necesario para nuestra "amistad" que yo le hiciese sexo oral, pero yo me sentía mal porque quería proporcionarle el mismo placer que ella a mí.
Me deslicé hacía arriba hasta estar cara a cara nuevamente, ambas recostadas de lado; nos besamos en la boca y las manos recorrían cada rincón de nuestros ardientes cuerpos; Eli llevó su mano a mi entrepierna y, con movimientos suaves acariciaba mi monte de venus, abriendo los labios hasta encontrar el clítoris para prodigarle un dulce y excitante masaje, dibujando pequeños círculos a su alrededor, aprisionándolo entre sus dedos y repitiendo esta deliciosa operación una y otra vez.
Cuando colocó un dedo en la entrada de mi vagina, llegué a tal grado de excitación que ya no me importaba nada; en un movimiento rápido hice que Eli quedara nuevamente boca arriba y fui directamente a buscar con mis labios y lengua su vagina.
Me sorprendí al darme cuenta que ya no necesitaba respirar por la boca, ahora hasta disfrutaba el olor de su vagina húmeda; comencé a lamerla con fruición, casi con desesperación y ya no me causaba molestias sentir sus vellos en mi lengua.
A pesar de ser mi primera vez, sabía perfectamente lo que debía hacer, recordando la forma en que Eli lo hacía conmigo; con los dedos logré liberar el camino para que mi lengua se adueñara de su clítoris y con la otra mano introduje un par de dedos en su vagina.
Ella acariciaba mi cabello y trataba de ahogar sus gemidos, yo no paraba de lamer, chupar y acariciar su clítoris, así como mis dedos tampoco cejaban en entrar y salir de su vagina, haciéndolo cada vez más rápido hasta que sentí como todo el cuerpo de mi cachonda amiga se contorsionó por las contracciones del orgasmo.
Poco después, su cuerpo se fue liberando hasta quedar completamente distendido; Eli esbozaba una gran sonrisa que denotaba su satisfacción; según me dijo, quedó tan extasiada que no quería mover un solo dedo y casi rogó para que fuera todo por esa noche.
Volvimos a acomodarnos lado a lado, besamos nuestros labios y nos fundimos en un cálido abrazo hasta que Eli se durmió; yo me quedé pensando en lo sucedido, en que no es tan fácil hacer sexo oral, al menos para mí, porque tenía que estar muy excitada para lograrlo, de hecho, todavía sigo siendo así.
Suspiré, satisfecha por haber hecho feliz a mi amiga y recordé que todavía nos faltaba planear mi segundo aniversario con Alex, mi novio; tenía plena confianza en que Eli me ayudaría con todos los detalles... después de algunos minutos soñando con el gran día, también me dormí.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales