EL MUNDO

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Estoy sentado en el borde del mundo y a este lado de la frontera, con la cansada lucidez que otorga una larga vida de sinsabores, aunque salpicadas de alguna que otra felicidad. No dejo de preguntarme el sentido de tanto caminar para al fin, acabar como todos, abrazado por la tierra fría mientras el mundo ya se esta olvidando de ti, siempre y cuando se haya dado cuenta de que alguna vez exististe.

Puede que nunca haya sabido que un día caminaste sobre el, que intentaste buscar tu lugar al sol, dejando por el camino, sueños y esperanzas, acompañados por trozos de tu alma y lagrimas ensangrentadas de un corazón. Porque habría de importarle si gritaste en la oscuridad o amaste bajo la luz de la mañana de una vida, si fuiste grande como un cielo de verano o diminuto cual ratón entre las garras del gato negro maldito del fracaso.

Me revienta pensar que el tiempo del cual he sido esclavo desde siempre, ahora no se digne ni a echarme una miradita, siguiendo su camino alejándose tranquilo y impasible con las manos en los bolsillos silbando una melodía, que solo el entiende y oye.

Sin embargo no quiero ser  encontrado en alguna cuneta, atropellado por la indiferencia y la locura, como una nada que un día quiso ser algo, a la cual nadie nunca reconoció o amo. El viento del este me zarandea, mientras estoy aquí sentado en el borde del mundo, gritándome al oído que el tiempo asignado esta a punto de concluir,  veo como los últimos granos de arena de aquel reloj, ya están resbalando por el cristal, hacia su ultimo destino, ese que nadie quiere ver y mucho menos conocer.

Me acabo de dar cuenta de que al hombre no le interesa lo finito, solo quiere conocer el infinito y todo es porque tiene miedo a la muerte y al olvido de todo un mundo, por el cual acabara dando su vida, sin que ha este le importe. Pero ya pronto todo esto dejara de tener importancia,  seré brisa de un corto día entre dos noches, que solo recordaran las estrellas de un universo inmutable y demasiado lejano.

Ya solo espero y mientras lo hago, recuerdo lo que fue y lo que nunca pudo haber sido, una vida en un mundo al cual nunca he importado. Aquí sentado en el borde del mundo, miro hacia el cielo y me voy con el viento de un olvido.

Benjamin.J.Green


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