(...)
En una altísima discusión metafísica y teológica se hallaban una tarde los clientes de la tasca de Juan el chispa. El ruído de los cubiletes de los dados y el golpe sordo del vuelco de estos sobre la mesa, eran testigos de la porfía entre tío Antonio Chirimías y su compadre, Marcial Cascorro el teniente, que no tenían muy claro si aquel mismo domingo se celebraba la Ascensión o la Asunción y qué significaba cada término.
- Ahcensión eh, digamoh, íse p'arriba. Trataba de explicar Chirimías mientras subía levemente su mano hacia el techo. Eh como pegá una volandá... Remataba. Y Asunción eh resihnase, aceptá algo. ¿Cómo se va a celebrá eso?.
- Poh yo digo que son lah doh cosah iguá... y quieren decí lo mihmo. Rebatía Cascorro.
- ¿Qué noh jugamoh a que no son iguá?. Porfío Chirimías.
- Loh vinoh de una semana. Desafió su compadre.
- Ea, poh vamoh a preguntáselo al cura anteh de que dé la misa. Propuso tío Antonio.
Eran las siete menos unos minutos. Avisaban las campanas a los feligreses más rezagados. Don Facundo el cura, recibía a los fieles en la puerta principal de la iglesia; tuvo que ponerse las gafas para asegurarse de que era el mismísimo tío Antonio Chirimías quien se acercaba:
- Hombre Antonio, me alegro de verte por aquí. Bienvenido a la casa del Señor.
- No, no don Facundo, si no venimoh a quedanoh, venimoh a preguntale una cuhtión de esah suyah.
- Pregunta pues, contestó el cura, algo desencantado.
- Poh que no sabemoh si eh iguá la Ahcensión que la Asunción. Dijo Chirimías quitándose la boina en señal de respeto.
-Anda, anda..., respondió el sacerdote al ver el gesto.Y yo que te hacía un incrédulo en materia religiosa...
- Que no noh llevemoh bien,dijo tío Antonio señalando con la cabeza hacia el altar, no quiere decíh que no noh saludemoh...
- Bueno, bueno,interrumpió el cura, la Ascensión es la acción en la que Cristo sube al cielo por impulso propio, como Dios que es.Y alzaba las manos teatralmente.Y la Asunción es la subida al cielo de la Virgen con la ayuda de Dios, porque ella es mortal.
-Osease, aclaró Chirimías,que el Seño sube solo y luego tira de su mare p'arriba.
- Algo así.Contestó don Facundo algo incómodo con la conversación, mientras miraba el reloj con impaciencia.
Surge al fondo de la plaza la figura de doña Brígida que se acerca acompañada de sus dos hijas, Ascensión y Asunción. Hace una inclinación de cabeza ante el cura y, a continuación, levanta altiva la cabeza con desdén. Pasan a continuación las dos mozas: Ascensión se contonea con paso firme y decidido; quedan absortos los hombres con sus curvas; su hermana Asunción, la más fea, la sigue con pasitos cortos y desgarbados, mira a la improvisada reunión y bizquea. Pasa desapercibida a ojos de todos.
-Si queréis,propone el cura, después de la misa os explico mejor las diferencias entre la Ascensión y la Asunción.
- No se molehte, señó cura,tercia Chirimías sin dejar de mirar los muslos de la moza más agraciada y turgente.Creo que ya hemoh notao loh treh la diferiencia...
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