Un no tú

Nunca supimos por qué el invierno era tan frío.

Por qué las hojas caen sin pedir permiso,

por qué a veces sueñas sin ni siquiera cerrar los ojos,

que se dibujan las pestañas de mi cielo,

en tus párpados prestados, de mí, a ti regalados,

desde que descubrí que los amaba. 

Nunca entendí por qué el tiempo tiene prisa, 

si él mismo se evita de ser gastado, 

si no tiene miedo de la vida,

porque la misma vida le pide permiso. 

Me regala años y me los regala contigo,

son una recompensa de haber vivido, 

son sueños que se han cumplido

o son sueños que están por cumplir.

Nunca entenderé por qué la piel en ti es más suave,

que esa incongruencia no encuentre su cura.

Que rehuya de un encuadre, 

que esquive palabras genéricas que lo abarquen,

que se quede conmigo, a mí enlazada, 

que me conceda su tacto,

cerca, de pronto, que se aleje y tenga miedo a perderle.

Nunca consentiré que deje de amarme su mirada, 

que aunque sus ojos miren a otra parte, busquen mi boca,

una boca que le diga que los ama, 

que siempre lo ha hecho,

una boca que le diga que lo siente. 

Que le siento, como si de mí se alimentase,

sin apocar mis fuerzas 

pero con toda la intención de hacerlo.

Nunca me comprometeré a nada que no te incluya;

ni largos viajes a ninguna parte, 

sueños que sueños son, 

ni mentiras ni verdades de nadie. 

Mi única verdad lleva tu nombre,

en mi espalda incrustado, 

para no ser capaz de verlo y saber, al fin,

de qué color es tu risa, 

o a qué saben tus desprecios.

No quiero saber si sus desprecios me desprecian, 

ni si su risa también lo hace.

Nunca sentiré que dejé este sentimiento en alguna parte,

en ningún bolsillo de alguno de estos armarios que ahora me encierran,

en ninguna boca callada que me observa atenta, 

esperando a que te traicione,nunca. 

Nunca me sentiré culpable, 

porque mi mayor culpa sería no portarte,

Nunca seré traidora, te digo, nunca, yo,

sería capaz de darle a alguien lo que te corresponde, 

nunca me daría a un no tú.