La había querido mucho, hasta extremos que jamás serían desentrañados por el más sabio de los hombres, pues lo que realmente sentimos por alguien no es expresable a otras personas, pues late en nuestro interior, son sentimientos arraigados en lo más profundo de nuestro ser y ocultos tras una barrera inexpugnable por las personas no correspondidas e incluso en ocasiones por la persona deseada, pues en ocasiones es muy difícil comprender lo que siente la otra persona, a pesar de ser tu pareja.
Pero aquello ya no importaba en absoluto, pues ella se hubo marchado y sabía que ya nunca más regresaría, aunque él, ingenuo, atesoraría su recuerdo hasta el fin de los tiempos, mientras ella dejaría que su antiguo amor se pudriese como si de un vulgar alimento se tratase, pues cuando apetece se sirve de él y cuando ya está harta de nutrir su cuerpo, lo deja a medio comer y lo arroja a la basura sin piedad, ignorando que en algún tiempo hubiera existido y condenándolo a un profundo ostracismo amoroso.
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