Novio a la fuga ( Segunda Parte. Final)

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 Salí unos cinco minutos después de Sergio. Aún no podía creer que fuera capaz de dejar a Inés plantada en la boda. La adrenalina mezclada con una inmensa alegría recorrieron en un escalofrío todo mi cuerpo.  Sin embargo, cuándo estaba apunto de entrar en la cocina, la voz de Inés me detuvo. 

- ¿Ángel, dónde vas?. 

- " Joder, ¿ cómo cojones se ha enterado de que intentaba escaparme?" - pensé mientras mi semblante se comenzaba a poner blanco . Si realmente sabía que me escapaba estaría muy enfadada y pondría esa cara arrugada y terrorífica que siempre se le perfila cuando está de mal humor. Y cuando se pone así, he de reconocer que me da bastante miedo.

- A la cocina amor - dije sin atrever a girarme hacia ella e intentando no ponerme nervioso-  voy a por una botella de agua, que tengo la boca algo seca. 

- Ya te la traigo yo. No quiero que vallas allá, porque tengo una sorpresa muy especial para la tarta. Estoy segura de que te encantará. 

- " ¿ Una sorpresa?. Y una mierda. Estoy seguro de que sabes lo de mi fuga. "

Inés pasó por mi lado, rozando mis piernas con el vestido y contoneando sus caderas , haciendo que  el corazón me diera un vuelco. Estaba preciosa. Llevaba un maquillaje  muy suave y natural que hacía de alguna forma, resaltar una cara angelical. Sus cabellos castaños se encontraban recogidos en un elegante moño, que dejaba al descubierto su largo y sexy cuello. El vestido marcaba sus perfectas curvas además de dejar a la vista un bonito escote. 

Me quedé completamente hipnotizado con su belleza y mis pensamientos de huída y mis dudas  se desvanecieron. Quería casarme con esa mujer y compartir mi vida con ella.

- Inés - dije antes de que se adentrara en la enorme cocina- . No hace falta que me traigas nada.

-  ¿ Estás seguro?.

- Sí, y no te preocupes que no entraré en la cocina por nada del mundo. 

No huí de la boda, porque aunque temía acabar como Paco y Fernándo, sabía que Inés no sería tan arpía como las mujeres que amargaron a mis dos buenos amigos. Y si con el paso del tiempo, mi bella Inés, se transformase en un monstruo despiadado, siempre habría una salida " fácil" e "indolora" : DIVORCIO.

 


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