A la Desconocida
Por El Autor Perdido
Enviado el 03/08/2014, clasificado en Amor / Románticos
1462 visitas
Y de repente, en aquellos momentos de la vida, cuando poco se espera de ella y poco se espera de sus sorpresas, observe, por entre la neblina de una densa noche, con las piedras brillando con la luz de los faros que alumbraban la hermosa ciudad, su melena rojiza como el ardiente fuego, sus ojos almendrados y grandes de un marron oscuro, y de su boca emanaba un singular brillo de un vivaz rojizo, grandes y carnosos. Su rostro era en si y no os mentire, un propio delato de las vivencias que seguramente ella tuvo, poco la conoci, relativo a todo lo que bien pude haber oído de ella, sus largas travesías y su vida cosmopolita, su actitud bohemia.
Al verla, deduje entonces muchas cosas que acerté. Al verla, para muchos ojos comunes, no será mas que aquella muchacha de la que todos hablan cosas a sus espaldas, por estereotipos que ya la sociedad tiene definidos, pero para mi fue una especie de fulminante rayo a mi lúgubre y triste corazón, corrompido por cientos de dolores ajenos al amor, pero al verla, como la silueta de una delgada mujer a lo lejos, fue perfecta, os confesare entonces algo, al verla, sentí una especie de horrido y pánico que de mi cuerpo pronto se apodero con sus desgraciados brazos, fue una especie de dolor en el pecho que no me dejaba siquiera respirar, era una especie de miedo del saber que quizá el amor eterno paso a mi lado, indiferente, como un angel que sobrevuela por encima del mortal, indiferente a su presencia por la grandeza que posee. ¿Sera acaso ella? La de aquellos grandes ojos y falda negra alargada y cabello de un rojo vivaz, ¿Cómo he de saberlo cuando tan solo yo la observe? Era un pensamiento que por aquellos escasos, pero eternos segundos me colmaron de aquel terrible pánico, ¿He de inmiscuirme en la vida de aquella hermosa mujer? No lo sabia, era algo que un impulso me llevo a responder, muy seguramente creería que no es mas que un loco enceguecido por su belleza, pero mis queridos lectores, algo me decía que no era tan solo lo superficial lo que me atrajo de ella, fue algo mas, su esencia tal vez, pregunta que incluso ahora me es imposible responder, hable entonces, fueron muchas las palabras las que me llevaron a siquiera deleitarme con escasos minutos de su presencia. Fuimos entonces por la solitaria y oscura ciudad, pronto, del cielo, pequeñísimas gotas cristalinas cayeron, ella tan solo sonrio, pregunte entonces el porque de su sonrisa, me dijo, que eran aquellas pequeñas cosas, tan pequeñas como las gotas cristalinas de lluvia las que hacían de la vida algo mas importante que una meta, y que muy pocas personas han de saber apreciar.
Fue hermoso, como la lluvia recorria como eternas cascadas por sus rasgos faciales tan bien delineados y su sonrisa parecía entonces iluminar como enceguecedora luz el espíritu de su humilde narrador, y allí descubri entonces algo, era ella, lo superficial era nada comparado con el amor que sentí de pronto por ella, era su esencia, su manera de observar la vida desde un aspecto interno, ella me trasmitia felicidad, tranquilidad, con su actitud, con su manera de ser, con el rozar de nuestras manos sentí una especie de corriente, sentí su calor, su ser interior, aquello que muchos niegan por el hecho de jamas haberlo sentido, pero era ella, era ella la indicada, pero como bien sabran, la vida esta llena de sorpresas, agradables como su encuentro, y desagradables, como el saber que la perdi, fue algo que no se narrar, la perdi simplemente por entre los miles de caminos tan grandes que hay, que separan todo tipo de cosas sin conocer limites, ella se fue por alguno de aquellos, y se extinguio como si se perdiese en el lejano camino oscuro, como si su cuerpo se transformase en largos y blanquecinos hilos de niebla, pero tengo entonces, este escrito que revive lo que sentí, y el recuerdo de su sonrisa, sonriéndole a lo alto del nublado cielo, a las gotas tan diminutas de lluvia, jamas lo olvidare.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales