A Louise

Y fue de pronto, como si te aprovechases de mi desesperación y soledad, de mi falta de respuestas en una vida que llegue incluso a repudiar cuando no estabas allí, que alumbraste mi camino con aquellas grandes estrellas, tan grandes como las de un extenso firmamento en donde hay muchas, pero solo dos de ellas, parecen hacerse notar mas que las demás, como tus grandes ojos, aquellas pepitas de uva, aquellos tuneles a tu alma, aquellos senderos por los que me guiaste a la perdición, pero me guiaste, ahora al menos puedo decir que existe un rumbo, y que este viajero, a pesar de andar errante por el mundo esencial, ha hallado su destino, y a pesar de saber mi final, tengo uno al menos.

Recuerdo aun aquellos momentos cuando te vi, cuando cerca de mi recuperación a aquella enfermedad tan exquisita a la que llamamos Amor, me hiciste mierda, volviste a cagar todo lo que había hecho, todo lo que había recorrido, y la verdad, no se si agradecerte por ello, o maldecirte, pero ya no me importa, me es indiferente. Ahora simplemente me dejo llevar por los sentimientos que tu solo aroma me provoca, que aquella tan profunda mirada me da, y me embriaga, como una droga, que tanto odio, pero lamentablemente, dependo. Fue tu ser, fue tu esencia aquella que es y será cuna de mi inspiración, eres mi Musa Incompleta, me cegaste de la razón, me privaste de la lógica, ahora soy como un romántico, como un viajero errante en un desertico campo, a la luz de tus ardientes ojos, me arrojaste cual pedazo de carne por allí, sin importarte nada, puede que ni siquiera estés consciente de ello, pero lo has hecho, te odio por eso, pero al mismo tiempo, me elevaste, encendiste aquella llama ya casi extinta en donde una muy tenue chispa ardio con tu sola presencia, y ahora se funde en mi corazón, quemándome desde adentro, no se si te amo, ya nada sé, parece que nada me importa, mas solo tu presencia me excita.

Amo y Odio todo de ti.