Denunciar relato
Cada día se levanta con la ilusión de hacer mejor su trabajo. Hay tantos, que le ofrecen pedazos de alegría a su corazón, abrazos gratuitos y esporádicos que la hacen llorar, las caricias de extraños secan sus lágrimas y no la dejan hablar, en ocasiones recuerda las noches que durmió abrazada junto a quien le ofrecía amor de madre, esas noches no existían reglas ni protocolos, solo estaban ellas dos, la señora capaz de interpretar el mensaje en sus gestos, en miradas y en su rostro; porque la vida le había enseñado mucho. La chica con el pecho destrozado y un dolor en el alma que no la dejaba vivir.
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