Duerme Tim plácidamente en la cama de su habitación. Esta noche se ha podido acostar algo más tarde que de costumbre ya que sus padres no se encuentran en casa, se han tenido que marchar repentinamente esta misma tarde por un asunto del que Tim no sabe nada.
Debía llevar varias horas dormido cuando en medio de la noche despierta con una extraña sensación, como si algo le hubiera arrancado de su sueño. Se remueve en la cama y cierra los ojos intentando volver a conciliar el sueño. No puede, con la sensación de estar siendo observado abre de nuevo los ojos pero no ve nada. La oscuridad de la noche es casi tangible, la tranquilidad y el silenco agobiantes, tiene la impresión de estar en lo mas profundo de una cueva con miles de criaturas hacechandolo.
Se incorpora un poco para llegar al interruptor que tiene junto al cabecero de la cama y con la mano vacilante tantea la pared hasta dar con él, al pulsarlo no sucede nada. El miedo comienza a treparle como una araña por el cuerpo hasta detenerse en el pecho provocando al corazón una leve vibración inquieta. Le asusta la idea de abrir la puerta de su habitación y caminar a oscuras por el largo pasillo que lo separa del cuadro de mandos y protección eléctrica. Se intenta tranquilizar a sí mismo, está sólo, no hay ruido alguno por el que preocuparse, aunque eso es lo que más nervioso lo pone, ¿para qué se va a levantar de la cama? A la mañana siguiente cuando despierte solucionará el problema de la luz.
Decide acomodarse en la cama de nuevo cuando la habitación queda intensamente iluminada por la lámpara que cuelga del techo. Con los párpados casi cerrados a causa del fogonazo mira a su alrededor y, entre destellos de luz, logra ver la puerta de la habitación ligeramente abierta.
Antes de volver a incorporarse, espera que los ojos se habitúen a tanta claridad, cuando en el espacio que hay entre la puerta y la pared logra ver un brillo extraño. Es el brillo de un gran ojo que lo observa, y por encima de él sujetando la puerta, unos largos y huesudos dedos cubiertos por fina capa de pellejo.
El cuerpo de Tim queda paralizado, el corazón, el pulso, la respiración, la mente, todo queda en un estado inmóvil haciéndolo incapaz de actuar de ninguna manera. Un escalofrío le atraviesa todo el cuerpo como un fuerte rayo, erizándole todos y cada unos de los cabellos que pueblan su cuerpo.
La habitación vuelve a quedar a oscuras, con el brillo del ojo flotando en la penumbra, no se apaga, ni parpadea, desde la cama Tim sólo puede ver un brillo blanco que parece examinarlo.
La imagen de la ventana es lo único que pasa velozmente por su cerebro, pero se le esfuma en seguida, el piso se encuentra en la quinta planta del edificio.
La luz regresa y se va de forma intermitente hasta que se detiene encendida, las dos miradas se fijan esperando un movimiento que no llega.
No sabe cómo reaccionar, el miedo lo mantiene petrificado, como el pequeño insecto que intenta pasar inadvertido del depredador, con el cuerpo todavía acostado en la cama, inhala cortas y lentas bocanadas de aire intentando abastecer un corazón que lucha ferozmente por escapar de sus cadenas.
Los dedos se esconden tras la puerta que comienza a cerrarse poco a poco, ocultando tras sí la mirada que no deja de observarlo hasta que queda totalmente cerrada.
Al cabo de un momento, Tim libera sus pulmones llenándolos de aire hasta casi reventarlos y comienza a jadear con violencia, sin apartar la vista de la puerta termina de incorporarse en la cama.
Por su cabeza pasan nombres de familiares y conocidos que podrían haber entrado a su casa.
No encuentra razón alguna para lo que acaba de suceder.
Al fondo del pasillo se oye ruido, pero no es un ruido de cajones y puertas abriéndose con prisa, se escucha un suave murmullo. Tim hace un esfuerzo para intentar entender lo que están diciendo.
Aliviado y riéndose de sí mismo se sacude todo el miedo que lo estaba ahogando y se dirige a la puerta a saludarlo.
Cuando apenas separan unos centímetros la mano del pomo, la puerta retumba con un potente impacto como si alguien de un golpe tratara de derribarla, tirándolo de espaldas contra el suelo.
El terror lo agarra por el cuello y lo empuja hacia atrás apretando fuertemente la garganta hasta casi asfixiarlo. Los impactos vuelven a retumbar una y otra vez, cada uno de ellos con mas violencia y estruendo, Tim está a punto de desmayarse cuando los golpes cesan y se escucha cerrar la puerta de la calle.
Tim no aparta la mirada de la puerta de la habitación, parece estar a kilómetros de distancia, alza un poco la cabeza intentando percibir algún sonido, pero nada.
Por fin parece que todo a terminado.
Con un gran esfuerzo se pone en pie, y sin perder la guardia agarra el pomo y lo gira con mucho cuidado. El pasillo comienza a asomar iluminado por la tenue luz que proyecta una lamparita encendida en el salón. Conforme se va abriendo la puerta ve una sombra oscilar lentamente tambaleándose de un lado a otro. En medio del pasillo cuelgan sus padres por una gruesa soga con el mismo brillo en los ojos que lo habían estado observando.
Comentarios
COMENTAR
¿Te ha gustado?. Compártelo en las redes sociales