Marta como estas... dijo mama al verla, buenos días señora Beatriz. Marta ven un rato a la sala quiero platicar contigo algo rápido... mama se llevó a marta a la sala. Tal vez quiere decirle algo, pero no quiere que le escuche seguro le estará diciendo que no le moleste a Sebastián. Sentado desde la mesa donde tomaba el yogurt sabor a fresa, puede presenciar algo cómplice entre las dos mama le hablaba muy bajo casi pegada al oído de marta, como si le estuviera diciendo un secreto, y que no quería que nadie más lo supiera.
Mama ya se había ido al trabajo y marta barría la entrada de la casa, faltando diez minutos hasta que la movilidad tocara el claxon y yo saliera deprisa, subí al cuarto de Sebastián toque la puerta dos veces y el con una voz algo ronca y apagada dijo ¡que quieren ¡ soy Fabián tu hermano menor ha eres tú. Abrió media puerta y vi su rostro algo pálido y sin ganas que yo me asuste que te pasa¡¡¡. No nada ya ándate al colegio, pero por que estas así Sebastián, ya después que vienes de la escuela hablaremos si déjame solo. Está bien y me marche sin decir absolutamente nada.
De regreso de la escuela y de una pelea que tuve con ese gordo voluptuoso de Jerson, que me provoco en darle un derechazo en el rostro, por haberse burlado de mi hermano y decir que parecía una momia sin poder hacer nada, y que su hermano le había dicho que Sebastián tenia SIDA y se iba a morir rápido, y él no quería que se le acercara a Sebastián, después de propiciarle el puñete le dije! maldito mal nacido¡ tú y tu hermano son unos idiotas. Con ese pensamiento vine a casa no tenía por qué creerle a ese imbécil no sabe nada.
Entre a casa algo ido pensando en todo y buscar a Sebastián, para que me dijera que todo esto era mentira y que esos tontos no tenían razón, ¡marta que haces en el cuarto de Sebastián¡ exclamé yo. Y donde esta Sebastián donde se fue ¡ya se lo llevaron. Un silencio rotundo embargo mi ser sentí que mi alma salió y abofeteo a marta porque era una mentirosa a donde dije, a internarlo .tu hermano ya no puede resistir más lo siento pequeño tal vez ya esté en el momento crucial solo nos queda rezar y pedir a diosito que lo lleve a su gloria y que desde ahí nos cuide quería decirle a marta que era una mierda que no me haga esto le diré a mama lo que estás diciendo maldita . Pero no pude pronunciarlo por lo estupefacto que estaba, sentí que mi cuerpo se enfriaba, mi corazón palpitaba como si quisiera salir y también abofetear a marta.
Fui a mi habitación pensando en Sebastián, que era cierto que esos imbéciles tuvieran razón que lo me dijo el gordo de Jerson era verdad que su hermano también lo savia. Sentí un gran odio hacia Jerson quería ir a buscarlo y decirle porque dijiste eso es tu culpa mira ahora mi hermano como esta se va morir pero no tenía sentido .entonces llore como niño que era sentía cólera nadie me dijo nada, de repente yo puede ayudar a Sebastián ahora él se va a morir. Mis ojos ya tan humedecidos e hinchados de tanto llorar no pueden más y sentí que caían y quede exhausto.
Al recobrar la conciencia apagada que lo tenía y encontrarme nuevamente con el dolor, me levante me dirigí al cuarto de Sebastián para ver si esto era solo un sueño, y que estaría hay en la cama echado leyendo esos cuentos que tanto me gustaban y le dijera que me los lea y decirle que el idiota de el gordo Jerson y su hermano habían dicho que tú tenías SIDA y se burlaban de ti, y que yo sin el menor reparo le di una golpiza y lo derribe y que no me importaba que me botaran de la escuela , con tal de defenderte pero él no estaba ahí, caí de rodillas ya sin salirme ni una lagrima y dije que todo eso era verdad . Me puse de pie y baje a buscar a mama si ya había venido y al doblar el último escalón vi a varia gente reunida y de repente en frente de mi vi el ataúd mi madre puesta arrimada y casi besando el cajón donde yacía mi hermano. Perdí la conciencia sentía que la gente gritaba ayuden al niño ha desmayado, no quería que nadie me levantara que me dejaran hay tendido y velarme junto a mi hermano, y darle un castigo a mi madre con la perdida de dos hijos por no haberme dicho nunca que le pasaba a Sebastián y de decirle que nunca me dijera nada de lo que le estaba pasando que su dolor fuese más grande que el mío al no poder ayudar a mi hermano y ni siquiera poder despedirme de él.
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