Denunciar relato
Ya no sé por qué tanto me golpeaba, y casi no sentía el brazo derecho de lo hinchado que estaba esos golpes propinados con tanta furia, acompañado de un remolino de palabras hirientes y recalcitrantes. Que los mas que me ocasionaba, era odio. Y cuando fuese grande lo iba a abandonar, y a dejar sufriendo con su enfermedad, porque tanto era mi odio. Y se recordaría de mí cuando yo no estaba a su lado y no tendrá mi ayuda.
Solo agradezco que estés muerto, que te pudras en el infierno, y que ese lugar no sea lo suficiente por todo lo que me has ocasionado, y sentado parapléjico y con mi odio latente y con algunos esfuerzos corporales te escribo esta carta al infierno.
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